Diario Bíblico en Español

8 de Septiembre del 2024

Primera lectura: Isaías 35,4-7a:        
Los oídos del sordo se abrirán, la lengua del mudo cantará
Salmo: 146: 
“Alaba, alma mía, al Señor”
Segunda lectura: Santiago 2,1-5: 
¿Acaso Dios no ha elegido a los pobres del mundo para hacerlos herederos del reino?
Evangelio: Marcos 7,31-37:                                       
Hizo oír a los sordos y hablar a los mudos

23º Ordinario Natividad de María

 
31 En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro, pasó de nuevo por Sidón y se dirigió al lago de Galilea atravesando la región de la Decápolis.
32 Le llevaron un hombre sordo y tartamudo y le suplicaban que impusiera las manos sobre él.
33 Lo tomó, lo apartó de la gente y, a solas, le metió los dedos en los oídos; después le tocó la lengua con saliva;
34 levantó la vista al cielo, suspiró y le dijo: Effatá, que significa ábrete.
35 Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó el impedimento de la lengua y hablaba normalmente.
36 Les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más insistía, más lo pregonaban.
37 Llenos de asombro comentaban: Todo lo ha hecho bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos.
 
 
 
Comentario 

 

En la tradición del Antiguo Testamento, nos encontramos con la figura del ‘Goel’ a la que nos refiere el profeta Isaías. El ‘Goel’ era un pariente que intervenía en favor de un miembro de su familia para liberarle de la esclavitud o para pagar sus deudas. Dios asume está función de Goel a favor de su pueblo, porque quiere liberarlos de la esclavitud; reivindica sus derechos y busca hacer justicia a los oprimidos. Esta es la función de los signos proféticos de Jesús. Hablan de libertad, de oportunidades, de humanidad. Este pasaje de Marcos nos lo deja ver en una cantidad de gestos precisos que abren a un nuevo paradigma o nueva comprensión de la fe. Otra vez estamos frente a una curación. Como en otras oportunidades, Jesús interviene en una situación límite donde se produce un cambio en la condición vital de los asistidos. La sordera y la tartamudez de este hombre hacen pensar en la exclusión de alguien que no se entera y, por tanto, no puede participar. Las palabras que salen de su boca son desarticuladas y poco claras. Ahí los gestos operan: Jesús lleva aparte al hombre, lo toca, reza por él e interpela a su mal.
Al interior del evangelio de Marcos, este pasaje puede tomar como clave de lectura la ubicación geográfica. Jesús y sus discípulos están fuera de la Galilea, en territorios paganos. Este elemento hace entender que no se encuentran en un lugar que les es propio y en el cual pueden encontrar hostilidad. En este contexto, las palabras y los gestos adquieren hondo sentido: de lo que se habla es de la proclamación del Evangelio en tierras ajenas y de abrir los oídos a su Mensaje.
Volviendo ahora a una lectura más nuestra, podemos considerar al menos dos aportes importantes. El primero es saber que, cuando nos toca emprender la tarea misionera, debemos ubicarnos en los paños proféticos de Jesús. Cuando alcanzamos las miserias y las periferias existenciales es sólo por medio de una buena memoria de Jesús que podemos dar voz a los enmudecidos. Por otra parte, y no tan distante, en nuestra Iglesia debe respirarse el deseo de escuchar a todos aquellos que tengan algo para decir. Un diálogo permeable y atento que anime la evangelización. Aquí podemos hacernos el propósito de encontrar, incluso en tierras ajenas, las palabras de muchas personas que nos pueden abrir el entendimiento. Porque lo que tal vez más necesitamos es romper con nuestras sorderas selectivas para, por fin, dejar de balbucear dogmas y hablar con la libertad del Evangelio.

“Una relación sana con Dios, misterio último de la vida, puede ser fundamento y principio de una salud que se despliega en todas las esferas del ser humano” (J. Pagola).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El DIARIO BÍBLICO es un servicio desinteresado y no lucrativo que los Misioneros Claretianos de América hacen a la Nueva Evangelización, para las iglesias locales del Continente y de otras iglesias hispanoparlantes de más allá.

Esta es una publicación de © MICLA, que forma parte del grupo de Editores Claretianos Claret Publishing Group.
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