Primera lectura: Is 26,1-6:
Que entre un pueblo justo
Salmo: 118:
Bendito el que viene en nombre del Señor
Evangelio: Mt 7,21.24-27:
Quién cumple la voluntad del Padre es prudente
1ª Semana de Adviento San Sabás (532)
25 Así pues, quien escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a un hombre prudente que construyó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y se abatieron sobre la casa; pero no se derrumbó, porque estaba cimentada sobre roca.
26 Quien escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a un hombre tonto que construyó su casa sobre arena.
27 Cayó la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos, golpearon la casa y ésta se derrumbó. Fue una ruina terrible.
Dicen que el primer trauma o herida que marca para toda la vida es el miedo a morir en el parto; desde allí se van desarrollando, en un más o en un menos, mecanismos de defensa y de supervivencia. Al experimentar lo vulnerables y vulnerados que llegamos a este mundo, tendríamos que darle un alto valor a nuestro bautismo como experiencia de inmersión en la vida de fe, como elemento vital que dará fortaleza a nuestro andar. Pero, más allá de esto, cada uno debería realizar un proceso de sanación en su propia psique para que su propia casa-cuerpo tenga cimientos más solidos que los miedos. No es conveniente dejar que ese terreno arenoso determine nuestro comportamiento cotidiado, pues las decisiones han de ser tomadas por amor a la vida como oportunidad salvífica. Pidamos en este día que sean la familia y nuestra comunidad de fe el entorno de relaciones que nos permitan edificar sobre roca nuestra vida. Nunca es tarde para estar en paz y reconciliados como hijos e hijas de Dios.
“La esperanza cristiana se construye día a día enraizando la vida en el Señor” (J. Pagola).