Primera lectura: Rom 10,9-18:
La fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo
Salmo: 19:
A toda la tierra alcanza su pregón
Evangelio: Mt 4,18-22:
Inmediatamente dejaron las redes y le siguieron
34ª Semana Ordinario San Andrés, apóstol (s. I)
19 Les dice: Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres.
20 De inmediato dejaron las redes y le siguieron.
21 Un trecho más adelante vio a otros dos hermanos –Santiago de Zebedeo y Juan, su hermano– en la barca con su padre Zebedeo, arreglando las redes. Los llamó,
22 y ellos inmediatamente, dejando la barca y a su padre, le siguieron.
Hoy la Iglesia celebra la fiesta de Andrés Apóstol, el hermano de Pedro. Jesús los llama a la orilla del lago de Galilea, desde su propia realidad. Son pescadores y los invita a poner todas sus habilidades al servicio del Evangelio del Reino. Toda llamada vocacional implica salir de la zona de confort y ponerse en camino. Pero no se debe olvidar que la vocación es, ante todo, gracia y bendición. El llamado vocacional es iniciativa divina, pero la respuesta corresponde al ser humano. El llamado vocacional se da a través del contexto humano, social, cultural, espiritual y eclesial. Implica saber interpretar, desde la experiencia de fe, los signos vocacionales que pasan a través de la cotidianidad de la vida. Luego, el discernimiento contribuye a clarificar cuál es la voluntad del Señor sobre la persona. Eso le pasó a Andrés, Pedro, Juan, Santiago… Lo mismo le ha sucedido a Claret y a todos los seguidores de Jesús. Pidamos particularmente por las vocaciones laicales, para que se comprometan a transformar este mundo a modo de fermento.
“El llamado de Jesús no se dirige sólo a los pecadores, se dirige a todos, pues todos tenemos que aprender a actuar de manera diferente” (J. Pagola).