Primera lectura: Jue 13,2-7.24-25a:
Anuncio del nacimiento de Sansón
Salmo: 71:
“Que mi boca esté llena de tu alabanza y cante tu gloria”
Evangelio: Lc 1,5-25:
Gabriel anuncia el nacimiento de Juan Bautista
Feria privilegiada de Adviento San Nemesio (250)
6 Los dos eran rectos a los ojos de Dios y vivían irreprochablemente de acuerdo con los mandatos y preceptos del Señor.
7 No tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos eran de edad avanzada.
8 Una vez que, con los de su grupo, oficiaba ante Dios,
9 según el ritual sacerdotal, le tocó entrar en el santuario para ofrecer incienso.
10 Mientras todo el pueblo quedaba fuera orando durante la ofrenda del incienso,
11 se le apareció un ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso.
12 Al verlo, Zacarías se asustó y quedó desconcertado.
13 El ángel le dijo: No temas, Zacarías, que tu petición ha sido escuchada, y tu mujer Isabel te dará un hijo, a quien llamarás Juan.
14 Te llenará de gozo y alegría y muchos se alegrarán de su nacimiento.
15 Será grande a los ojos del Señor; no beberá vino ni licor. Estará lleno de Espíritu Santo desde el vientre materno
16 y convertirá a muchos israelitas al Señor su Dios.
17 Irá por delante, con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos, a los rebeldes con la sabiduría de los honrados; así preparará para el Señor un pueblo bien dispuesto.
18 Zacarías respondió al ángel: ¿Qué garantía me das de eso? Porque yo soy anciano y mi mujer de edad avanzada.
20 Pero mira, quedarás mudo y sin poder hablar hasta que eso se cumpla, por no haber creído mis palabras que se cumplirán a su debido tiempo.
21 El pueblo aguardaba a Zacarías y se extrañaba de que se demorase en el santuario.
22 Cuando salió, no podía hablar, y ellos adivinaron que había tenido una visión en el santuario. Él les hacía señas y seguía mudo.
23 Cuando terminó el tiempo de su servicio, volvió a casa.
24 Algún tiempo después concibió Isabel su mujer, y se quedó escondida cinco meses, en ese tiempo pensaba:
25 Así me ha tratado el Señor cuando dispuso que terminara mi humillación pública.
Toca el turno a la familia de Zacarías e Isabel. Continuamos aprendiendo cómo ser familia según la pedagogía de Dios, sin otras pretensiones que las de amar incondicionalmente. Teniendo el amor como fuente que fecunda nuestras relaciones, no hay lugar para dejarse ganar por el pesimismo o la desesperanza. De la misma forma que el nacimiento de Juan el Bautista, toda vida que viene a este mundo está llamada a generar sueños de futuro. Dios quiere ser experimentado como novedad vital en medio de límites humanos que parecen no contribuir a la gestación de vida nueva. ¿Por qué hoy nos cuesta tanto percibir el adviento de Dios? ¿Acaso tenemos nublada la vista? Dios nos invita a no dejarnos vencer por la esterilidad de muchas acciones humanas que, en lugar de buscar el cuidado de la vida, van provocando su deterioro o abandono. Continuemos generando en nuestas comunidades eclesiales ambientes propicios para el cuidado de toda vida por medio de formaciones y talleres que nos animen a vencer toda clase de pesimismo.
“La vida es un don. Nuestra misma existencia es una gracia. La acción de gracias es lo que mejor define nuestra existencia” (J. Pagola).