Primera lectura: Ap 14,14-19:
Ha llegado la hora de la siega
Salmo: 96:
El Señor llega a regir la tierra
Evangelio: Lc 21,5-11:
No quedará piedra sobre piedra
34ª Semana Ordinario San Santiago Alberione (1971)
6 Llegará un día en que todo lo que ustedes contemplan será derribado sin dejar piedra sobre piedra.
7 Le preguntaron: Maestro, ¿cuándo sucederá eso y cuál es la señal de que está para suceder?
8 Respondió: ¡Cuidado, no se dejen engañar! Porque muchos se presentarán en mi nombre diciendo: Yo soy; ha llegado la hora. No vayan tras ellos.
9 Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, no se asusten. Primero ha de suceder todo eso; pero el fin no llega en seguida.
10 Entonces les dijo: Se alzará pueblo contra pueblo, reino contra reino;
11 habrá grandes terremotos, en diversas regiones habrá hambres y pestes, y en el cielo señales grandes y terribles.
Una lectura fundamentalista de este pasaje resulta peligrosa. Muchas veces, ante catástrofes naturales, conmociones y conflagraciones bélicas, se ha especulado sobre el fin inminente del mundo. Es importante saber que el evangelio de Lucas fue escrito alrededor de los años 80 después de Cristo y recordar que el asedio de Jerusalén y la destrucción del gran Templo sucedieron en el año 70 d.C. Tal como dice el evangelio, después de la incursión de las legiones romanas no quedó “piedra sobre piedra”. En todos los tiempos y lugares de nuestra historia, ha habido conflictos terribles y dolorosos. El llamado de Jesús es a no dejarnos adormecer o amedrentar, porque la presencia del mal en el mundo siempre buscará caminos para debilitar la vida de Dios en nuestros corazones. La enseñanza para el discípulo es mantenerse firme, sereno y fiel al proyecto humanizador de Dios. Quien tiene su corazón puesto en Dios no tiene que andar ofuscado o asustado. Vivamos la alegría del Evangelio, que no es pasajera, con sostenida y fundada esperanza.
“Dios pone su justicia última, allá donde el ser humano pone injusticia y violación. Por parte de Dios, siempre hay una oferta de perdón y liberación” (J. Pagola).