Primera lectura: Is 25,6-10a:
El Señor dará una fiesta para todos
Salmo: 23:
Habitaré en la casa del Señor por años sin término
Evangelio: Mt 15,29-37:
Jesús sana a muchos enfermos
1ª Semana de Adviento San Juan Damasceno (749)
31 La gente quedaba admirada al ver que los mudos hablaban, los cojos caminaban, los lisiados quedaban sanados y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.
32 Jesús llamó a los discípulos y les dijo: Me compadezco de esta gente, porque llevan tres días junto a mí y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino.
33 Le dijeron los discípulos: ¿Dónde podríamos, en un lugar tan despoblado como éste, conseguir suficiente pan para toda esta gente?
34 Jesús les preguntó: ¿Cuántos panes tienen? Ellos le contestaron: Siete y algunos pescaditos.
35 Él ordenó a la gente que se sentara en el suelo.
36 Tomó los siete panes y los pescados, dio gracias, partió el pan y se lo dio a los discípulos; éstos se los dieron a la multitud.
37 Comieron todos hasta quedar satisfechos; y con los restos llenaron siete canastos.
El Papa Francisco recuerda a todas las comunidades de fe que el estilo de Jesús es de proximidad, compasión y ternura. La actitud entrañable que cultivó le permitió no sólo entrar en contacto con el sufrimiento y el sin sentido sino buscar apasionadamente las formas de erradicarlo. ¿De qué nos sirve acumular y acaparar si eso termina jugando en contra nuestra? Jesús invita a que cada persona ejerza su libertad compartiendo eso que tiene guardado para sí o para los suyos, posibilitando entornos más solidarios y humanizadores. La vida no se entiende fuera de entornos compartidos. Por eso es vital que sigamos creando comunidades abiertas, sin prejuicios, dispuestas a partirse y multiplicarse en gestos de bondad. Todo gesto de amor sincero tiene el potencial de hacerte feliz y, por igual, todo gesto egoísta lleva consigo un componente de insatisfacción o frustración garantizada. Apostar por fortalecer nuestros vínculos comunitarios es el mejor camino para glorificar a Dios con nuestra vida.
“Cómo discípulos de Jesús hemos de aprender a mirar la vida desde la cuneta, con los ojos de las víctimas necesitadas de ayuda” (J. Pagola).