Primera lectura: Ap 14,1-3.4b-5:
Llevaban grabado el nombre de Cristo
Salmo: 24:
Estos son los que buscan al Señor
Evangelio: Lc 21,1-4:
Una viuda pobre echaba dos moneditas
34ª Semana Ordinario Santa Catarina de Alejandría (305) Santos Luís y María Beltrame (1951/1965)
2 Observó también a una viuda pobre que ponía unas moneditas;
3 y dijo: Les aseguro que esa pobre viuda ha puesto más que todos.
4 Porque todos ésos han depositado donativos de lo que les sobraba; pero ella en su pobreza, ha puesto cuanto tenía para vivir.
El mundo en que vivimos se centra en el egoísmo y la codicia. La solidaridad y la justicia parecen valores extraños a nuestra sociedad. Por lo mismo, quien más reconocimiento y prestigio tiene es quien tiene más riquezas, más bienes acumulados y más títulos para exhibir. El pobre, el que nada tiene, generalmente no ocupa ningún lugar en el espectro publicitario o social. Jesús asume una actitud diametralmente opuesta y diferente a la de sus paisanos y seguidores. Su mirada contemplativa y crítica se fija en la sencillez de una pobre mujer viuda ―la triplemente oprimida (mujer, pobre y viuda) excluida de la sociedad de entonces― que da lo único que tiene mientras los ricos dan de lo que les sobra luego de hacer sus cálculos y recaudar jugosas ganancias. Jesús reconoce el valor de la ofrenda de una persona empobrecida que ha de ser bien administrada. La actitud de esta mujer es lección de solidaridad, desprendimiento y abandono en la providencia de Dios. ¿Con quiénes o con qué causa podrías ser más generoso y desprendido?
“Necesitamos escuchar a Dios, Padre de todos, para despertar en el mundo hambre de justicia, compasión y solidaridad con los últimos” (J. Pagola).