Primera lectura: 2Tim 2,8-15:
La palabra de Dios no está encadenada
Salmo: 25
“Señor, enséñame tus caminos”
Evangelio: Mc 12,28b-34:
No hay mandamiento mayor que éstos
9ª Semana Ordinario San Norberto (1134) San Marcelino Champagnat (1840)
29 Jesús respondió: El más importante es: Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es uno solo.
30 Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas.
31 El segundo es: Amarás al prójimo como a ti mismo. No hay mandamiento mayor que éstos.
32 El letrado le respondió: Muy bien, maestro; es verdad lo que dices: el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él.
33 Que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.
34 Viendo Jesús que había respondido acertadamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y nadie se atrevió a dirigirle más preguntas.
Un experto en la Ley de Moisés le pregunta a Jesús, posiblemente para evaluar su sabiduría como Maestro. En el judaísmo de la época se habían contabilizado 613 preceptos de la Ley de Moisés. Los judíos más piadosos trataban de cumplir todos ellos, lo que en la práctica era muy difícil. Saber cuál era el precepto más importante era tema de conversación frecuente entre los grupos de escribas y fariseos. Jesús resume la Ley y los profetas uniendo el inicio de la oración del Shemá Israel (Deut 6,4-5) y el mandato de Levítico 19,18. Para Jesús, estos pasajes son la clave exegética que permite comprender todas las leyes de la Ley de Moisés. El escriba, al estar de acuerdo con Jesús, se muestra cercano a la propuesta del reino de Dios que consiste en amar a Dios, al prójimo y a toda su Creación como a sí mismo. ¿Es el amor a Dios, al prójimo y a la Creación el centro de nuestra vida de fe y de nuestra reflexión teológica?
“Si un precepto no se deduce del amor o va contra el amor, queda vacío de sentido; no sirve para construir la vida tal como la quiere Dios” (J. Pagola).
