Primera lectura: Gál 4,22-24.26-27.31–5,1:
Somos hijos de la mujer libre
Salmo: 113:
Bendito sea el nombre del Señor por siempre
Evangelio: Lc 11,29-32:
No se le dará más signo que el de Jonás
28ª Semana Ordinario San Calixto (222)
30 Como Jonás fue una señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del Hombre para esta generación.
31 El día del juicio la reina del sur se alzará contra esta generación y la condenará; porque ella vino del extremo de la tierra para escuchar el saber de Salomón, y aquí hay alguien mayor que Salomón.
32 El día del juicio los ninivitas se alzarán contra esta generación y la condenarán; porque ellos se arrepintieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien mayor que Jonás.
Las mentes racionalistas, tecnicistas y cientistas suelen pedir evidencias tangibles para aceptar una determinada realidad. Pareciera que solo lo cuantificable y manipulable es real y, por tanto, aceptable a la inteligencia humana. Desde luego que la fe, el amor, la esperanza, la libertad no son medibles ni cuantificables. Tal es el caso de los habitantes de Nínive, pueblo pagano que se convirtió a Dios y a su proyecto por la predicación de Jonás, a pesar de que este estaba en contra del perdón y la indulgencia divina para este pueblo. Pero el corazón de los dirigentes del pueblo de Jesús está endurecido. No quiere abrirse a la conversión personal y comunitaria. Los únicos y auténticos “signos y señales” del reino de Dios son el amor, la misericordia y la reconciliación. Pero la mentalidad legalista y de muchos, también creyentes, no les permite mirar cómo se revela la presencia de Dios desde abajo y desde dentro de la realidad personal, comunitaria y social. ¿Estoy dispuesto a la conversión personal y comunitaria?
“Lo que se constata es el vacío existencial. La persona se vuelve cada vez más frívola y superficial. Con resistencia a todo lo que exija verdadero esfuerzo y sacrificio” (J. Pagola).