Primera lectura: Job 19,21-27:
Sé que está vivo mi Defensor
Salmo: 27:
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida
Evangelio: Lc 10,1-12:
“La paz de ustedes descansará sobre ellos”
26ª Semana Ordinario San Francisco de Borja (1572)
2 Les decía: La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los campos que envíe trabajadores para su cosecha.
3 Vayan, que yo los envío como ovejas entre lobos.
4 No lleven bolsa ni alforja ni sandalias. Por el camino no saluden a nadie.
5 Cuando entren en una casa, digan primero: Paz a esta casa.
6 Si hay allí alguno digno de paz, la paz descansará sobre él. De lo contrario, la paz regresará a ustedes.
7 Quédense en esa casa, comiendo y bebiendo lo que haya; porque el trabajador tiene derecho a su salario. No vayan de casa en casa.
8 Si entran en una ciudad y los reciben, coman de lo que les sirvan.
9 Sanen a los enfermos que haya y digan a la gente: El reino de Dios ha llegado a ustedes.
10 Si entran en una ciudad y no los reciben, salgan a las calles y digan:
11 Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies lo sacudimos y se lo devolvemos. Con todo, sepan que ha llegado el reino de Dios.
12 Les digo que aquel día la suerte de Sodoma será menos rigurosa que la de aquella ciudad.
La precariedad-despojo con que Jesús envía a sus discípulos es un llamado a la profundización de la fe y a la confianza. En este envío misionero se dan las credenciales de presentación y el modus operandi de cada cristiano. La apertura a la gracia y a la gratuidad son actitudes que abren a la novedad y disponen a la acogida. Los procesos de reforma en la Iglesia requieren poner especial atención al modo de proceder de Jesús y de las primeras comunidades cristianas. La misión de la Iglesia, que desde hace un tiempo se entiende “en salida”, es una invitación a dejarse inquietar por los procesos que viven quienes aman y cuidan de la vida. De este modo se posibilita la actualización del Evangelio, siempre bajo las dinámicas del encuentro, el diálogo, el discernimiento y no como vaciamiento frío de doctrina que muchas veces se ha mpuesto. Para nuestro hoy, ¿en qué situaciones sentimos que es necesario aligerar las cargas para ser operadores de paz y testigos de la esperanza?
“Seguir a Jesús es vivir con compasión. Sacudirnos de encima la indiferencia, acercarnos a las personas en su situación concreta” (J. Pagola).