Primera lectura: Ecl 11,9–12,8:
Acuérdate de tu Hacedor durante tu juventud
Salmo: 90:
“Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación”
Evangelio: Lc 9,43b-45:
El Hijo del hombre va a ser entregado
25ª Semana Ordinario San Wenceslao (935) San Lorenzao Ruíz y compañeros (1637)
44 Presten atención a estas palabras: El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de hombres.
45 Pero ellos no entendían este asunto; su sentido les resultaba encubierto; pero no se atrevían a hacerle preguntas respecto a esto.
Los episodios del Evangelio en los que aparecen Jesús y sus discípulos son una invitación a repensar nuestra propia experiencia de discipulado y de comunidad. No son momentos aislados sino siempre hechos conectados a la causa del Reino, que requiere atención para otorgar seriedad al trabajo personal por el crecimiento de la espiritualidad y a las dinámicas comunitarias. Este pasaje recuerda que el camino de la Pasión y de la cruz es indispensable para la realización del plan de Dios. Mientras que “todos se admiraban” del estilo de vida de Jesús, de su plan, que se aleja de un mesianismo triunfalista, no terminan de comprenderlo. Ellos “no entendían” porque, lógicamente, no se puede pensar en un fracaso o que todo terminara en un final tan trágico. Para asimilar la causa del Reino, es necesario liberarse de las expectativas triunfalistas de Dios. Es preciso abrazar siempre el camino de la cruz plenamente seguros de que nos conduce la Resurrección. Ser testigos de la esperanza es mantener viva esta realidad: donde el dolor se hace presente, la vida puede renacer.
“Quien camina tras los pasos de Jesús, sigue a un Dios que no envía sufrimiento y dolor, sino a un Dios que está junto a él ayudándole frente al mal” (J. Pagola).