Primera lectura: Gál 3,1-5:
¿Recibieron el Espíritu por observar la ley?
Salmo: Interleccional Lc 1:
Bendito sea el Señor, porque ha visitado a su pueblo
Evangelio: Lc 11,5-13:
Pidan y se les dará
27ª Semana Ordinario San Daniel Comboni (1881)
6 que ha llegado de viaje un amigo mío y no tengo qué ofrecerle.
7 El otro desde dentro le responde: No me vengas con molestias; estamos acostados yo y mis niños; no puedo levantarme a dártelo.
8 Les digo que, si no se levanta a dárselo por amistad, se levantará a darle cuanto necesita para que deje de molestarlo.
9 Y yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá,
10 porque quien pide recibe, quien busca encuentra, a quien llama se le abre.
11 ¿Qué padre entre ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? O, si le pide pescado, ¿le dará en vez de pescado una culebra?
12 O, si pide un huevo, ¿le dará un escorpión?
13 Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!
Con la oración del Padre Nuestro, luego de ofrecernos no sólo palabras para compartir como familia en oración a Dios sino un camino para mantener la amistad con él, Jesús nos invita a vivir como hijos e hijas en una actitud de apertura y confianza plenas. La imagen del amigo “inoportuno” nos enseña dónde buscar cuando uno se encuentra en necesidad. Si se descubre el dónde, resulta más fácil insistir a sabiendas de que algo se conseguirá. Si en esta dinámica introducimos nuestro vínculo con Dios, para quien nadie resulta “inoportuno”, podremos probar los frutos de la confianza. El pasaje se completa subrayando que se recibe aquello que más se necesita aunque no sea exactamente lo que habíamos pedido o esperado recibir. Jesús no abandona e invita a pedir el Espíritu Santo como don fecundo de nuestras decisiones y opciones. En tiempos de comunión y participación, se hace más que necesario contar con el Espíritu Santo para animar los discernimientos que nos permitan dar una respuesta oportuna a los signos de los tiempos y lugares.
“Si nadie llama al Espíritu, no se nos abrirán nuevas puertas” (J. Pagola).