Primera lectura: Ef 2,1-10:
Nos ha hecho vivir con Cristo
Salmo: 100:
El Señor nos hizo y somos suyos
Evangelio: Lc 12,13-21:
Lo que has acumulado, ¿de quién será?
29ª Semana Ordinario Santa Laura Montoya Upegui (1949)
14 Jesús le respondió: Amigo, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre ustedes?
15 Y les dijo: ¡Estén atentos y cuídense de cualquier codicia, que, por más rico que uno sea, la vida no depende de los bienes!
16 Y les propuso una parábola: Las tierras de un hombre dieron una gran cosecha.
17 Él se dijo: ¿qué haré, si no tengo dónde guardar toda la cosecha?
18 Y dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros mayores en los cuales meteré mi trigo y mis bienes.
19 Después me diré: Querido amigo, tienes acumulados muchos bienes para muchos años; descansa, come, bebe y disfruta.
20 Pero Dios le dijo: ¡Necio, esta noche te reclamarán la vida! Lo que has preparado, ¿para quién será?
21 Así le pasa al que acumula tesoros para sí y no es rico a los ojos de Dios.
La codicia, junto con el egoísmo, están en la raíz del pecado de origen. La codicia es el afán de acumular riquezas de manera desmedida. Lamentablemente la codicia gobierna el corazón humano desde todos los tiempos. Cuántas personas sienten placer acumulando bienes materiales, dinero, tierras, propiedades, bienes intelectuales y culturales. El problema es que, generalmente, dicha acumulación se realiza a costa de la pobreza extrema y la explotación del trabajo de muchas personas. La codicia vuelve a las personas que caen en ella ciegas y sordas ante la tragedia humana causada por el hambre, la desnutrición, el analfabetismo y la marginación social. La codicia no es solo un fenómeno individual sino social, institucional e internacional. Grandes compañías que acumulan riquezas a costa de la pobreza de millones de trabajadores; las naciones más poderosas que invierten en armas a costa de países pobres e infra desarrollados... La única forma de vencer la codicia es la solidaridad y la generosidad personal, institucional y social. Tú corazón ¿es codicioso o solidario y generoso?
“Cuantas más sean las cosas que necesita una persona para ser feliz, tanto más amenazada queda su dicha” (J. Pagola).