Primera lectura: 2Tim 4,10-17b:
“Sólo Lucas está conmigo”
Salmo: 145:
“Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado”
Evangelio: Lc 10,1-9:
La mies es abundante, pero los obreros pocos
28ª Semana Ordinario San Lucas, evangelista (s. I)
2 Les decía: –La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los campos que envíe trabajadores para su cosecha.
3 Vayan, que yo los envío como ovejas entre lobos.
4 No lleven bolsa ni alforja ni sandalias. Por el camino no saluden a nadie.
5 Cuando entren en una casa, digan primero: Paz a esta casa.
6 Si hay allí alguno digno de paz, la paz descansará sobre él. De lo contrario, la paz regresará a ustedes.
7 Quédense en esa casa, comiendo y bebiendo lo que haya; porque el trabajador tiene derecho a su salario. No vayan de casa en casa.
8 Si entran en una ciudad y los reciben, coman de lo que les sirvan.
9 Sanen a los enfermos que haya y digan a la gente: El Reino de Dios ha llegado a ustedes.
La Iglesia se viste de rojo para celebrar hoy la fiesta de San Lucas evangelista. Celebrar a un evangelista es reconocer la profundidad de un testigo, directo e indirecto, de los hechos y las palabras del Maestro. Además, recordemos que los evangelistas tienen como finalidad transmitir de manera catequética la experiencia del seguimiento de Jesús. Los evangelios son verdaderos testimonios de fe, auténticas catequesis para conocer mejor al Señor y afinar el seguimiento. El pasaje evangélico que ilumina esta celebración narra el llamamiento que Jesús hace de los discípulos misioneros. Nótese que los envía en comunidad, en comunión de vida y misión. Les da indicaciones claras: Orar para que el Señor suscite nuevos evangelizadores; ir ligeros de equipaje, sin enredarse con cosas o con conversaciones inútiles; ser mensajeros de paz y estar siempre disponibles para asumir todas las exigencias de la misión que, sin duda, ofrecerá dificultades. Reflexionemos: ¿Cómo realizamos hoy nuestro compromiso misionero? ¿Somos capaces de trabajar comunitariamente con otros hermanos y hermanas?
“La comunidad de Jesús no puede vivir encerrada en sí misma, porque es una comunidad enviada” (J. Pagola).
