Primera lectura: Ap 5,1-10:
El Cordero fue degollado
Salmo: 149:
Has hecho de nosotros para Dios un reino de sacerdotes
Evangelio: Lc 19,41-44:
¡Si comprendieras lo que conduce a la paz!
33ª Semana Ordinario Presentación de la Virgen María Ntra. Sra. De la Paz y de El Quinche
42 Ojalá tú también reconocieras hoy lo que conduce a la paz. Pero eso ahora está oculto a tus ojos.
43 Te llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te cercarán por todas partes.
44 Te derribarán por tierra a ti y a tus hijos dentro de ti, y no te dejarán piedra sobre piedra; porque no reconociste el momento en que fuiste visitada por Dios.
Jesús se acerca con sus seguidores a la ciudad de Jerusalén. Él observa, mira no solo con los ojos del cuerpo sino con el corazón a la ciudad de la paz. Lo que siente es una profunda tristeza y llora por ella. Jerusalén, siendo la ciudad de la paz, no quiere reconocer ni acoger al Mensajero de la verdadera paz porque su mensaje invita a cambiar su estructura social y religiosa. Por la cerrazón del corazón, la ciudad será rodeada, sitiada y destruida por los ejércitos del Imperio. Efectivamente fue lo que sucedió en el año 70 (el evangelio de Lucas se escribió hacia los 80) cuando los romanos la asediaron y la destruyeron. La destrucción es consecuencia de su cerrazón, al dejar que, dentro de sus paredes, se abriera paso la violencia, la injusticia y la corrupción, particularmente de los dirigentes civiles y religiosos. Como sucedió con Jerusalén, hoy lamentamos también en nuestros pueblos y ciudades la violencia, el narcotráfico, el crimen organizado, las pandillas… consecuencias todas de un pasado también bélico o corrupto y doloroso… ¿Cuáles son las dificultades de tu realidad que estás llamado a evangelizar?
“No hemos de olvidar que la bondad de Dios se manifiesta, sobre todo, a través de la bondad de las personas” (J. Pagola).