Primera lectura: 1Cor 1,17-25:
Predicamos a Cristo Crucificado
Salmo: 33:
La misericordia del Señor llena la tierra
Evangelio: Mt 25,1-13:
¡Que llega el esposo, salgan recibirlo!
21ª Semana Ordinario Santa Narcisa (1869) Santa Juana Jugan (1879)
2 Cinco eran necias y cinco prudentes.
3 Las necias tomaron sus lámparas pero no llevaron aceite.
4 Las prudentes llevaban frascos de aceite con sus lámparas.
5 Como el novio tardaba, les entró el sueño y se durmieron.
6 A media noche se oyó un clamor: ¡Aquí está el novio, salgan a recibirlo!
7 Todas las muchachas se despertaron y se pusieron a preparar sus lámparas.
8 Las necias pidieron a las prudentes: ¿Pueden darnos un poco de aceite?, porque se nos apagan las lámparas.
9 Contestaron las prudentes: No, porque seguramente no alcanzará para todas; es mejor que vayan a comprarlo a la tienda.
10 Mientras iban a comprarlo, llegó el novio. Las que estaban preparadas entraron con él en la sala de bodas y la puerta se cerró.
11 Más tarde llegaron las otras muchachas diciendo: Señor, Señor, ábrenos.
12 Él respondió: Les aseguro que no las conozco.
13 Por tanto, estén atentos, porque no conocen ni el día ni la hora.
Mientras que gran parte del Evangelio nos presenta a Jesús como aquel que abre las puertas, que anima a la inclusión de todos y todas, en esta parábola parecería que se ponen en juego otras dinámicas. Para comprender mejor y llevar a la vida este evangelio, deberíamos saber medir la madurez de nuestra fe. La fe, como elemento dinámico que ilumina y nos permite sabernos en manos de Dios, es una experiencia que cada uno de nosotros debe cultivar y cuidar. Se puede compartir la fe, dar testimonio, pero el cuidado de este don depende de la dedicación que cada uno le de con la oración, las obras de caridad y el cuidado de las personas más necesitadas. Quien mantiene la fe encendida sabe que la espera del Señor se acorta porque lo ve venir en muchos momentos de la vida. En cambio una llama aminorada cae fácilmente en el pesimismo o en la desesperanza. ¿Cómo podemos ayudarnos para que a nadie le falte el aceite necesario para creer, esperar y caminar?
“Mantener despierta la esperanza significa no contentarse con cualquier cosa, no perder nunca el anhelo de vida eterna para todos” (J. Pagola).