Primera lectura: 2Pe 1,1-7:
Nos ha dado los bienes prometidos
Salmo: 91
“Dios mío, confío en ti”
Evangelio: Mc 12,1-12:
Agarraron al hijo querido, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña
9ª Semana Ordinario San Carlos Lwanga y comps. Mártires (1886)
2 A su debido tiempo, envió un sirviente a los viñadores para cobrar su parte del fruto de la viña.
3 Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías.
4 Les envió un segundo sirviente; y ellos lo maltrataron y lo injuriaron.
5 Envió un tercero, y lo mataron; y a otros muchos: a unos los apalearon, a otros los mataron.
6 Le quedaba uno, su hijo querido, y lo envió en último término, pensando que respetarían a su hijo.
7 Pero los viñadores se dijeron: Es el heredero. Lo matamos y la herencia será nuestra.
8 Así que lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
9 Ahora bien, ¿qué hará el dueño de la viña? Irá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros.
10 ¿No han leído aquel texto de la Escritura: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular;
11 es el Señor quien lo ha hecho y nos parece un milagro?
12 Intentaron arrestarlo, porque comprendieron que la parábola era para ellos. Pero, como tenían miedo a la gente, lo dejaron y se fueron.
Esta parábola se presenta en el marco de las confrontaciones de Jesús con las autoridades religiosas de su tiempo. Jesús los acusa de actuar de la misma forma que sus antepasados, persiguiendo a los profetas de Dios. La viña es Israel, una imagen recurrente en el Antiguo Testamento. Y los arrendadores de la viña son las autoridades religiosas, que debían cuidar y enseñar al Pueblo, pero no entendieron su misión ni supieron escuchar a los profetas –y ahora tampoco a Jesús– transformándose en opositores al mismo Dios, Dar la viña a otros hace referencia a la Nueva Alianza, en la que será la comunidad discipular la que conduzca y enseñe al Pueblo de Dios. Nuestras comunidades eclesiales necesitan madurar pastoralmente, comprender que no sólo podemos ver en vertical, depositando la mayor carga de corresponsabilidad y compromiso en nuestros sacerdotes y animadores. Es necesaria la entrega de todos para atender de manera eficaz las necesidades de nuestros hermanos y hermanas. ¿Qué necesitamos para vivir con mayor coherencia el Evangelio?
“Jesús podría ser el alma de un mundo globalizado más humano y más esperanzado” (J. Pagola)