Primera lectura: 1Pe 1,10-16:
Sean también ustedes santos en toda su conducta
Salmo: 98:
El Señor da a conocer su victoria
Evangelio: Mc 10,28-31:
Recibirán en este tiempo cien veces más
8ª Semana Ordinario San Germán (576)
29 Jesús le contestó: Todo el que deje casa o hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o campos por mí y por la Buena Noticia
30 ha de recibir en esta vida cien veces más en casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y campos, en medio de las persecuciones, y en el mundo futuro la vida eterna.
31 Porque muchos primeros serán los últimos y muchos últimos serán los primeros.
Pedro es la voz de los discípulos que han cumplido con las exigencias del seguimiento de Jesús, que han sido capaces de renunciar a tener casa propia, a tener relaciones exclusivas con su familia, a un empleo o profesión para generar ganancias personales. Han correspondido libremente a la invitación recibida, porque parecen estar convencidos de que la Buena Noticia del reino de Dios es algo que vale la pena. Mateo anima a su comunidad a que no tengan miedo de dejarlo todo, pues seguirlo trae recompensas para la vida presente y futura. Dios les devolverá con creces aquello a lo que han sabido renunciar. En la nueva familia de Jesús, los bienes son para la subsistencia comunitaria y son provistos por todos para hacer posible la comunión. A contracorriente del mundo, donde se aspira más al bienestar personal que al bien común, la propuesta de Jesús es una total locura. ¿Son la Iglesia y nuestras comunidades de fe una verdadera familia que vive y se preocupa por las carencias de otros hermanos y hermanas?
“Necesitamos vivir abiertos a los demás entregando día a día nuestra vida, contribuyendo desde nuestra pequeñez a hacer la vida más humana” (J. Pagola).