Primera lectura: 2Tes 2,1-3a.13-17:
Conserven fielmente las tradiciones
Salmo: 96:
Llega el Señor a regir la tierra
Evangelio: Mt 23,23-26:
Lo más importante: justicia, misericordia y fe
21ª Semana Ordinario Santa Mónica (387)
24 ¡Guías ciegos, que cuelan el mosquito y se tragan el camello!
25 ¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de inmoralidad y robos!
26 ¡Fariseo ciego, limpia primero por dentro la copa y así quedará limpia por fuera!
En ocasiones, entre las grandes tentaciones de la Iglesia ha estado presente una pretendida idea de pureza que llega a caer en el puritanismo y la hipocresía. La preocupación por ciertas formalidades ha llevado a un descuido del diálogo fecundo que nace en «el callejeo» de la fe cuando esta sale de los templos para iluminar la cotidianidad. Y es que una religión sin política, sin economía o sensibilidad social es imposible para los cristianos, porque nuestra base está en un Dios encarnado en la Historia. Vivimos en movimiento e interconectados. En este sentido, la clave de la sinodalidad propone otra lógica, muy distinta a la de los fariseos que exigen sin ensuciarse las manos. A las y los seguidores de Jesús se nos invita a salir de la ceguera con un empeño efectivo y afectivo. Y es que no se puede descuidar la justicia sin pensar en la misericordia que nace de una opción de fe. Tener empatía y atención a nuevas gestualidades es un modo de limpiar por dentro para que nadie quede fuera del Reino.
“Lo que más los irrita es, seguramente, su pretensión de hablar directamente en nombre de Dios, con autoridad propia, sin atender a lo que enseñan otros maestros” (J. Pagola).