Primera lectura: Ef 4,1-7.11-13:
Ha constituido apóstoles, evangelistas...
Salmo: 19:
A toda la tierra alcanza su pregón
Evangelio: Mt 9,9-13:
“¡Sígueme! Él se levantó y le siguió”
24ª Semana Ordinario Mateo, apóstol y evangelista (s. I)
10 Estando Jesús en la casa, sentado a la mesa, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y se sentaron con él y sus discípulos.
11 Al verlo, los fariseos dijeron a los discípulos: ¿Por qué su maestro come con recaudadores de impuestos y pecadores?
12 Él lo oyó y contestó: No tienen necesidad del médico los sanos, sino los enfermos.
13 Vayan a aprender lo que significa: misericordia quiero y no sacrificios. No vine a llamar a justos, sino a pecadores.
Mateo estaba ocupando su lugar como cobrador de impuestos. Jesús lo convoca para la misión del Reino dando a entender lo importante que es vivir en plenitud más allá del deber. Y Mateo, sin pensarlo, opta por ese camino transformador. No todos están preparados para entender la praxis inclusiva de Jesús Para la mentalidad religiosa judía, Jesús parece estar rodeado de “malas” compañías. Un Maestro debía gozar de buena reputación cuidando el círculo que lo rodeaba, pero en Jesús esta lógica es completamente distinta. Lo importante son los encuentros genuinos sostenidos por la bondad y la misericordia más allá de las apariencias y los prejuicios. Esta misma misericordia es la que necesitamos desarrollar en el camino de participación y comunión que nos propone la sinodalidad. No se trata de quedarse con los que piensan igual, sino más bien de disponernos a esa misión permanente de hacer con otros lo que solos no podemos. Que nuestras prácticas pastorales en comunidad no se reduzcan al ejercicio del deber sin más y seamos inclusivos, no excluyentes.
“Quien aprende a vivir amando, crece, se libera de esclavitudes y servidumbres malsanas, su vida se potencia” (J. Pagola).