Primera lectura: 2Re 11,1-4.9-18.20:
Ungió a Joás, y todos aclamaron: ¡Viva el rey!
Salmo: 132:
El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir con ella
Evangelio: Mt 6,19-23:
“Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”
11ª Semana Ordinario San Luis Gonzaga (1591)
20 Acumulen tesoros en el cielo, donde no roe la polilla ni destruye la herrumbre, donde los ladrones no abren brechas ni roban.
21 Pues donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón.
22 La lámpara del cuerpo es el ojo: por tanto, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz;
23 pero si tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Y si tu fuente de luz está a oscuras, ¡cuánta oscuridad habrá!
El texto se compone de dos dichos, el primero sobre Dios y las riquezas, a manera de poema con dos estrofas, contrapone los tesoros en la tierra que van generando inquietud en el corazón humano, frente a los bienes que acumulan vida en Dios, por lo que vale la pena conseguirlos. Este primer dicho se enlaza con el segundo en el v. 22 con la palabra tesoro y corazón. El corazón es la sede de la inteligencia y voluntad. Es por esa razón que, en el segundo dicho, que también tiene una secuencia rítmica, aparece el ojo asociado al corazón, ambos son partes del cuerpo, para afirmar que, así como una lámpara puede guiarnos por la oscuridad, el ojo, que representa nuestros deseos, si son bien intencionados nos conducirán a Dios, pero si no lo son, nos llevarán por el mal camino. ¿Nuestras comunidades de fe, luchan por los valores del Reino para no dejarse corromper por el pecado e injusticias del mundo? Concédenos Dios de bondad, suficiencia de bienes materiales y abundancia de virtudes.
“La salud que vive y genera Jesús es la de «personas nuevas», una salud integral que abarca a toda la persona y se construye desde las raíces más hondas del ser humano” (J. Pagola).