Primera lectura: 2Sm 1,1-4.11-12.19.23-27:
¡Cómo cayeron los valientes en medio del combate!
Salmo: 80:
“Que brille tu rostro, Señor, y nos salve”
Evangelio: Mc 3,20-21:
Sus parientes lo creyeron fuera de sí
2a Semana Ordinario Santos Fabian (250) y Sebastián (300) Santa Ma. Cristina de la I. Concepción (1906)
21 Sus familiares, que lo oyeron, salieron a calmarlo, porque decían que estaba fuera de sí.
Recordemos que el ministerio de Jesús en “las casas” no era lugar de refugio sino de con-vocación. Al parecer en esta ocasión, por una murmuración de quienes se oponen a un nuevo modelo de “casa-familia-pueblo”, señalan que Jesús “estaba fuera de sí”. Después del rechazo a Jesús en la sinagoga, la casa se convierte en lugar teológico de la presencia de Dios. Entrar a la casa con Jesús genera un ecosistema vital de encuentro, acogida y vida compartida. Hacer de Jesús el anfitrión de nuestra casa implica apertura para relaciones siempre nuevas y reconciliadas. Por eso, el vínculo con Jesús se cualifica cuando nos acercamos a él sin ninguna clase de egoísmo y estamos en la disponibilidad de seguirlo sin condiciones. La Palabra de hoy plantea que cualquier vínculo parental es insuficiente si no nos atrevemos a seguir a Jesús más allá de nuestros círculos habituales. ¿Hemos caído en la tentación de hacer menguar la radicalidad de nuestro seguimiento a Jesús por apegos o dependencias afectivas?
“Ir alimentando la experiencia de comunidad, no desde una doctrina general y abstracta sino desde la práctica de la amistad y el amor fraterno, ir tejiendo relaciones cada vez más vivas y estrechas entre todos, ir desarrollando la acogida mutua y la atención reciproca” (J. Pagola).