Primera lectura: Am 8,4-6.9-12:
“Enviaré hambre, no de pan, sino de escuchar la palabra del Señor”
Salmo: 119:
No solo de pan vive el hombre, sino te toda palabra que sale de la boca de Dios
Evangelio: Mt 9,9-13:
No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos
13ª Semana Ordinario San Antonio Ma. Zacarías (1539)
10 Estando Jesús en la casa, sentado a la mesa, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y se sentaron con él y sus discípulos.
11 Al verlo, los fariseos dijeron a los discípulos: ¿Por qué su maestro come con recaudadores de impuestos y pecadores?
12 Él lo oyó y contestó: No tienen necesidad del médico los sanos, sino los enfermos.
13 Vayan a aprender lo que significa: “misericordia quiero y no sacrificios”. No vine a llamar a justos, sino a pecadores.
Jesús llama como discípulo a Mateo, un recaudador de impuestos que lo sigue y se sienta a la mesa con otros también tenidos por pecadores. Esto escandalizaba a muchos, pero especialmente a los religiosos porque no podían juntarse con los que consideraban pecadores, tal como se menciona en el Salmo 1. Estos gestos de Jesús revelan su misericordia, por la que precisamente llama y se acerca a los que más necesitan escuchar la Buena Noticia del reino de Dios. Por eso Jesús les dice el proverbio de que no necesitan médico los sanos sino los enfermos. Para Jesús, siguiendo la espiritualidad de los profetas, la verdadera piedad se manifiesta en la misericordia más que en el culto (cf. Os 6,6). Los recaudadores eran considerados pecadores porque traicionaban a su mismo pueblo cobrando impuestos para Roma y beneficiándose económicamente, exigiendo más de lo debido para obtener ganancias. Nuestras comunidades de fe han de tener como prioridad a los que son considerados pecadores y marginados de la sociedad. ¿Somos inclusivos o nos dejamos ganar por los prejuicios?
“De Jesús van aprendiendo a sentarse a la mesa con gente indeseable, mujeres de vida ambigua y pecadores olvidados de la Alianza” (J. Pagola).