Primera lectura: Ef 6,1-9:
No como quien sirve a hombres, sino como esclavos de Cristo
Salmo: 145
El Señor es fiel a sus palabras
Evangelio: Lc 13,22-30:
Vendrán de oriente y occidente y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios
30ª Semana Ordinario San Marcelo (s. III)
23 Uno le preguntó: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Les contestó:
24 Procuren entrar por la puerta estrecha, porque les digo que muchos intentarán entrar y no podrán.
25 Apenas se levante el dueño de casa y cierre la puerta, ustedes desde afuera se pondrán a golpear diciendo: Señor, ábrenos. Él les contestará: No sé de dónde son ustedes.
26 Entonces dirán: Hemos comido y bebido contigo, en nuestras calles enseñaste.
27 Él responderá: les digo que no sé de dónde son ustedes. Apártense de mí, malhechores.
28 Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando vean a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, mientras ustedes sean expulsados.
29 Vendrán de oriente y occidente, del norte y el sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
30 Porque, hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos.
Tristemente la Salvación o el futuro en Dios se ha limitado a verse como un premio para la otra vida y para los que se han comportado virtuosa e intachablemente. La pregunta del presente episodio se plantea en términos cuantitativos: ¿pocos? ¿muchos? Pero a Jesús no le interesa la cantidad sino los efectos que produce. Para él es fundamental la cualidad de lo salvado. La cuestión no es esperar la Salvación con una realidad del más allá, sino como una realidad que comienza en el más acá. Por otra parte, no basta con escuchar a Jesús; ni siquiera “sentarse con él en la misma mesa”. El asunto es el estilo de vida que se asuma en fidelidad. Si bien es cierto que la vida sacramental y la vida de oración son importantes, lo fundamental es la práctica permanente de la caridad como un modo de ser, de pensar, de sentir, de actuar y de vivir. Es darse generosamente al servicio de Dios, de la comunidad, de los hermanos más necesitados de nuestro mundo.
“Ese Dios del que muchos dudan, al que bastantes han abandonado y por el que tantos siguen preguntando, es el fundamento último del creyente” (J. Pagola).