Primera lectura: Ef 3,14-21:
Que el amor sea cimiento
Salmo: 33:
La misericordia del Señor llena la tierra
Evangelio: Lc 12,49-53:
“No he venido a traer paz, sino división”
29ª Semana Ordinario San Antonio Ma. Claret (1870)
50 Tengo que pasar por un bautismo, y, ¡qué angustia siento hasta que esto se haya cumplido!
51 ¿Piensan que vine a traer paz a la tierra? No he venido a traer la paz sino la división.
52 En adelante en una familia de cinco habrá división: tres contra dos, dos contra tres.
53 Se opondrán padre a hijo e hijo a padre, madre a hija e hija a madre, suegra a nuera y nuera a suegra.
¡Difícil pasaje es el que se nos propone hoy para la meditación, la oración y la vivencia! Fuego, división y contradicción generadas por Jesús. Recordemos que el elemento fuego tiene muchos sentidos en el contexto bíblico: purificación, fuerza, calor, luz… En Pentecostés se habla de las lenguas de fuego para representar la presencia y la acción del Espíritu en la vida de la Iglesia naciente. El tema de la división hace referencia a la toma de posición a la luz del Evangelio de Jesús. O se asume el mensaje evangélico con todas sus consecuencias o se mantiene una posición tibia y ambigua. Para Jesús se es persona íntegra si hay coherencia al predicar y hacer vida su propuesta; seguramente que también seremos causa de división en la familia, en las instituciones y en la sociedad. Jesús fue signo de contradicción para las instituciones de su tiempo y también nosotros seremos signos de contradicción para nuestro medio social y religioso si somos coherentes y transparentes. ¿Has asumido la contradicción como consecuencia de tu opción por el Evangelio?
“¿Cómo podemos contribuir nosotros a que Cristo sea el centro de las comunidades cristianas con más fuerza y verdad?” (J. Pagola).