Primera lectura: Am 7,10-17:
“Ve y profetiza a mi pueblo”
Salmo: 19:
Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos
Evangelio: Mt 9,1-8:
La gente alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad
13ª Semana Ordinario Santa Isabel de Portugal (1336)
2 Le trajeron un paralítico tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe que tenían dijo al paralítico: ¡Ánimo, hijo! Tus pecados te son perdonados.
3 Entonces algunos letrados pensaron: Éste blasfema.
4 Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: ¿Por qué piensan mal?
5 ¿Qué es más fácil, decir: se te perdonan tus pecados; o decir: levántate y camina?
6 Pues, para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados, dirigiéndose al paralítico, le dijo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
7 Él se levantó y se fue a su casa.
8 La multitud al verlo quedó atemorizada y daba gloria a Dios por haber dado tal autoridad a los hombres.
El pecado y la enfermedad estaban estrechamente relacionados en la sociedad religiosa de Jesús. Toda enfermedad se atribuía a un pecado personal o familiar e incluso transgeneracional. Esto no es extraño porque es normal escuchar a muchas personas decir que sus enfermedades son hereditarias, aunque no se les relacione con el pecado como tal. Jesús declara que los pecados del paralítico son perdonados, lo que genera escándalo entre los letrados, expertos en la Ley, porque el perdón venía expresamente de parte de Dios. Pero si el pecado era la raíz de su invalidez, Jesús quiere liberarle de ese peso de la culpa y recuperarlo íntegramente. La Palabra de Jesús opera tanto en lo físico como en lo espiritual. Nuestras comunidades de fe deben ser espacios de perdón, dignificación y reincorporación de personas marginadas o excluidas. Es bueno sabernos reconciliados y rehabilitados por Dios para continuar la misión liberadora a partir del propio testimonio. ¿Qué le falta a nuestra evangelización para acompañar integralmente la vida de las personas?
“Un discípulo que lo arriesga todo y pierde de hecho la vida que lleva hasta ahora, encontrará vida entrando en el reino de Dios” (J. Pagola).