Primera lectura: Ef 6,10-20:
Tomen las armas de Dios, para mantener las posiciones
Salmo: 144:
“Bendito el Señor, mi roca”
Evangelio: Lc 13,31-35:
No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén
30ª Semana Ordinario San Alonso Rodríguez (1617)
32 Jesús les contestó: Vayan a decir a ese zorro: mira, hoy y mañana expulso demonios y realizo sanaciones; pasado mañana terminaré.
33 Con todo, hoy y mañana y pasado tengo que seguir mi viaje, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.
34 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los enviados, cuántas veces quise reunir a tus hijos como la gallina reúne a los pollitos bajo sus alas; y tú no quisiste!
35 Por eso, la casa de ustedes quedará desierta. Les digo que no me verán hasta el momento en que digan: Bendito el que viene en nombre del Señor.
Jesús, como auténtico profeta, se ha convertido en un peligro, en una amenaza para el sistema político-religioso vigente. Su Palaba cuestionadora, interpelante, ha desenmascarado la corrupción, la injusticia, la violencia y la manipulación de la conciencia del pueblo por parte de los líderes y dirigentes. También evidencia el sometimiento del pueblo. Desde luego que sus palabras son Buena Noticia de esperanza y de vida para todos, especialmente para los excluidos del sistema social y religioso imperante. Sus acciones humanizadoras y dignificantes se saltan la ley y las tradiciones religiosas. Jesús es hombre libre, auténtico, transparente. Tiene claro que subir a Jerusalén es enfrentarse al poder de la muerte. Pero también tiene la conciencia de estar haciendo la voluntad del Padre. Por eso su duro cuestionamiento a Herodes y a la ciudad de Jerusalén que no ha sido capaz de reconocer la presencia bondadosa y misericordiosa de Dios. ¿De qué forma los seguidores de Jesús asumen su vocación profética en su contexto social y religioso? ¿Cómo lo asumes tú?
“Jesús no vive ni cultiva su propia felicidad ignorando el sufrimiento de quienes no son felices; su vida entera es una lucha contra el pecado encarnado en las personas” (J. Pagola).