Primera lectura: 2Sm 12,1-7a.10-17:
“He pecado contra el Señor”
Salmo: 51:
“Oh Dios, crea en mí un corazón puro”
Evangelio: Mc 4,35-41:
“¿Aún no tienen fe?”
3a Semana Ordinario Santa Angela de Merici (1540)
36 Ellos despidieron a la gente y lo recogieron en la barca tal como estaba; otras barcas lo acompañaban.
37 Se levantó un viento huracanado, las olas rompían contra la barca, que se estaba llenando de agua.
38 Él dormía en la popa sobre un cojín. Lo despiertan y le dicen: Maestro, ¿no te importa que naufraguemos?
39 Él se levantó, increpó al viento y ordenó al mar: ¡Calla, enmudece! El viento cesó y sobrevino una calma perfecta.
40 Y les dijo: ¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tienen fe?
41 Llenos de temor se decían: ¿Quién es éste, que hasta el viento y el lago le obedecen?
La pregunta de Jesús a los suyos sobre su falta de fe se da en el contexto de “situaciones límite” que ponen la vida en peligro. Después de la enseñanza en parábolas a propósito del Reino y de las disposiciones o exigencias que han de tener en cuenta, la comunidad discipular no se siente todavía capaz de abrazar con radicalidad la causa de Jesús. En medio del viento huracanado, que evoca la imagen veterotestamentaria del caos previo a la creación divina, observamos a un Jesús dormido como signo de su confianza absoluta en Dios, y a una comunidad que, en la crisis, denota sus temores y falta de fe. Si nos tomamos en serio el seguimiento de Jesús y nuestro compromiso cristiano, llegarán momentos en los que seremos fuertemente probados y, quizá, asaltados por dudas de fe. En estas circunstancias adversas, y quizá desesperados, estamos invitados a confiar y a no dejarnos vencer por el “viento huracanado” que busca derribarnos. ¿Cómo cuidas o fortaleces tu espiritualidad?
“Cuando se vean juzgados por la ley, siéntanse comprendidos por Dios; cuando se vean rechazados por la sociedad sepan que Dios los acoge, cuando nade les perdone su indignidad, sientan sobre ustedes el perdón inagotable de Dios” (J. Pagola).
