Primera lectura: Hch 22,3-16:
“Levántate y recibe el bautismo”
Salmo: 17:
“Vayan por el mundo entero y proclamen el Evangelio”
Evangelio: Mc 16,15-18:
“A los que crean los acompañarán signos”
3a Semana Ordinario Conversión de Pablo
16 Quien crea y se bautice se salvará; quien no crea se condenará.
17 A los creyentes acompañarán estas señales: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán lenguas nuevas,
18 agarrarán serpientes; si beben algún veneno, no les hará daño; pondrán las manos sobre los enfermos y se sanarán.
Hoy celebramos como Iglesia la conversión de Saulo o más bien la resignificación de sus convicciones como creyente del judaísmo. Recuperemos de la primera lectura el valor inestimable de la identificación de Jesús con la comunidad perseguida, pauta para comprender que Jesús continúa siendo perseguido en personas vulnerables y estigmatizadas. La caída de Pablo tiene diversas interpretaciones pero intentemos quedarnos con aquella vivencia humana que nos dice que de las caídas se aprende. El camino cristiano no puede obviar el abajamiento como camino de madurez en la fe y como testimonio de quien deja a Dios actuar en la propia vida. A San Pablo le debemos esa apertura del movimiento de Jesús en los orígenes al mundo gentil, atestiguando que Dios no hace acepción de personas pues quiere que toda vida se salve. Gracias a estos signos del Espíritu es que hoy se insiste en fomentar espacios eclesiales sinodales con la mayor representatividad. Oremos por el ecumenismo, el diálogo interreligioso, y por la apertura a ese Dios presente en todos los pueblos y culturas.
“Es importante que en la comunidad cristiana se sepa extraer de la fe no sólo una doctrina abstracta de salvación sino una luz y una fuerza capaces de ayudar a la persona a recentrar su conducta y a vivir más en la verdad ante Dios, ante uno mismo, ante los demás y ante todas las realidades”.