Primera lectura: Ap 21,9b-14:
Te nombraré la esposa del Cordero
Salmo: 145:
“¡Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado!”
Evangelio: Jn 1,45-51:
“Maestro, tú eres el Hijo de Dios”
20ª Semana Ordinario San Bartolomé, apóstol (s. I)
46 Responde Natanael: ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret? Le dice Felipe: Ven y verás.
47 Viendo Jesús acercarse a Natanael, le dice: Ahí tienen un israelita de verdad, sin falsedad.
48 Le pregunta Natanael: ¿De qué me conoces? Jesús le contestó: Antes de que te llamara Felipe, te vi bajo la higuera.
49 Respondió Natanael: Maestro, tú eres el Hijo de Dios, el rey de Israel.
50 Jesús le contestó: ¿Crees porque te dije que te vi bajo la higuera? Cosas más grandes que éstas verás.
51 Y añadió: Les aseguro que verán el cielo abierto y los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre.
¿Acaso puede salir algo bueno, de Nazaret ―de alguien que nació en un pesebre, hijo de una jovencita campesina de una aldea de Galilea, que de bebé tuvo que huir con su familia a tierra extranjera, que practicó un trabajo humilde como carpintero, que fue un profeta itinerante sin casa propia y que murió en una cruz como los últimos de la Historia? «Vengan y verán», le dice Felipe a Natanael: hagan la prueba y verán qué bueno es el Señor, como nos dice el Salmo 33. Verán qué maravilla de Persona es Jesús y qué maravilla de mensaje y proyecto de vida es su Evangelio. No busquen la sabiduría de los sabios de este mundo y no se escandalicen por este rostro de Dios que escogió todos los Nazarets del mundo para comunicarnos su amorosa presencia: Busquen el tesoro escondido en una historia humilde: la fascinante presencia de este Dios con nosotros. Únanse a todos y todas aquellas que, como Felipe y Natanael, abrazaron la aventura del Evangelio del Reino.
“Amar a Dios es tener hambre y sed de justicia como él; seguir a Jesús es vivir para el reino de Dios como él; pertenecer a la Iglesia es comprometerse por un mundo más justo” (J. Pagola).
