Primera lectura: 1Jn 2,12-17:
El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre
Salmo: 128:
Alégrese el cielo y goce la tierra
Evangelio: Lc 2,36-40:
Ana hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel
6º día de la Octva de Navidad
Nos encontramos con un texto del evangelio exquisito: la profetisa Ana nos ayuda a comprender la profundidad del misterio del nacimiento de Jesús. Los padres han cumplido con lo que ordena la ley y vuelven a Galilea, a Nazaret. Y ahí Lucas deja una constatación: el niño iba creciendo y robusteciéndose lleno de sabiduría. La gracia de Dios estaba con él. Nos abraza la fiesta de la Navidad y, de modo profético, Ana nos sugiriere con su acción que escuchar los gritos de los pobres es poner el corazón en sintonía y disponernos para abrazar proyectos que gestan esperanza. ¡Algo nuevo crece entre nosotros! la presencia transformadora del Hijo de Dios, que poco a poco nos va situando en un espacio donde nos toca responder con generosidad y cuidado integral. Que el año que vamos a comenzar nos ayude a crecer y robustecernos en nuestra fe y la familia de Nazaret nos acompañe en este camino y sea referente vivo de cómo caminar sabiendo que Dios está siempre con nosotros.
“En épocas en que las mujeres fueron más relegadas, el Espíritu Santo suscitó santas cuya fascinación provocó nuevos dinamismos espirituales e importantes reformas en la Iglesia” (GE 12)