Primera lectura: Miq 7,14-15.18-20:
Arrojará al mar nuestros delitos
Salmo: 85:
“Muéstrame, Señor, tu misericordia”
Evangelio: Mt 12,46-50:
"Éstos son mi madre y mis hermanos"
16ª Semana Ordinario Santa Brígida
47 Uno le dijo: Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y desean hablar contigo.
48 Él contestó al que se lo decía: ¿Quién es mi madre? ¿Quiénes son mis hermanos?
49 Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo: ¡Ahí están mi madre y mis hermanos!
50 Cualquiera que haga la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.
Jesús nos hace una pregunta: ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Seguramente querrá escuchar: “Nosotros queremos ser de tu familia, Jesús. Queremos tener contigo el parentesco del Reino, de esa nueva familia alternativa. No queremos quedar afuera (Mt 12, 46) como tu familia del texto del evangelio. Queremos entrar y compartir con la gente que te escucha. Queremos formar parte de la gente que escucha tu Palabra. Queremos formar parte de tu familia con María, tu madre, que ahora recibe de ti una dignidad mayor, como discípula tuya. Nadie como ella ha escuchado tu Palabra; por eso la declaramos, con su prima Isabel: bendita porque has creído”. El evangelio de Marcos (Mc 3,2) resalta el conflicto de la familia con Jesús porque su comportamiento afecta el honor de sus miembros. El proyecto del Reino tiene exigencias radicales porque nos reta al nacimiento de otra familia guiada por el cumplimiento de la voluntad de Dios. El absoluto es la comunión universal; la familia es relativa, es decir, está en relación con el Reino.
“Un movimiento de hermanas y hermanos al servicio de los más pequeños y desvalidos. Este movimiento será símbolo y germen del reino de Dios” (J. Pagola).