Primera lectura: 2Sm 6,12b-15.17-19:
Iban llevando el Arca del Señor entre vítores
Salmo: 24:
¿Quién es ese Rey de la Gloria? Es el Señor en persona
Evangelio: Mc 3,31-35:
“El que cumple la voluntad de Dios es mi hermano, hermana y mi madre”
3a Semana Ordinario Santa Mariana Cope (1918)
32 La gente estaba sentada en torno a él y le dijeron: Mira, tu madre y tus hermanos y hermanas están fuera y te buscan.
33 Él les respondió: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?
34 Y mirando a los que estaban sentados en círculo alrededor de él, dijo: Miren; éstos son mi madre y mis hermanos.
35 Porque el que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.
La comunidad-familia de Jesús está conformada por aquellos que escuchan y encarnan en sus vidas el querer de Dios. La participación de la madre de Jesús en este relato no solo resalta el paso de la maternidad biológica a la espiritual sino que valora a María como mujer-discípula dócil a la voz de Dios, dispuesta ella misma a colaborar en el proyecto del Reino. La búsqueda de Jesús por parte de los de su casa tiene como intención su vuelta razonable a la estructura patriarcal, recordándole la misión que tiene como varón primogénito de honrar a su familia. Jesús declara su pertenencia a la casa-familia-comunidad del Reino convocada para transformar las estructuras excluyentes e injustas. Quien cumple la voluntad de Dios estará dispuesto a renunciar a toda clase de egoísmo y a cuanto sea un obstáculo para no vivir el amor. Oremos por las comunidades eclesiales y parroquias para que sean continuadoras de la misión de Jesús siendo espacios familiares unidos y comprometidos con la transformación de la realidad.
“No hay que reunirse en torno a mesas separadas que excluyen a otros para salvaguardar su propia identidad. La identidad del grupo de Jesús es no excluir a nadie” (J. Pagola).