Primera lectura: Hch 6,8-15:
Esteban, lleno de gracia, hablaba con sabiduría
Salmo: 119:
Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
Evangelio: Jn 6,22-29:
Trabajen por el alimento que perdura para la vida eterna
3ª Semana de Pascua San Telmo (1240)
23 Desde Tiberíades llegaron otras barcas y atracaron cerca del lugar donde el Señor dio gracias y ellos comieron el pan.
24 Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron en los botes y se dirigieron a Cafarnaún en busca de Jesús.
25 Lo encontraron a la otra orilla del lago y le preguntaron: Maestro, ¿cuándo llegaste aquí?
26 Jesús les respondió: Les aseguro que no me buscan por las señales que han visto, sino porque se han hartado de pan.
27 Trabajen no por un alimento que perece, sino por un alimento que dura y da vida eterna; el que les dará el Hijo del Hombre. En él Dios Padre ha puesto su sello.
28 Le preguntaron: ¿Qué tenemos que hacer para trabajar en las obras de Dios?
29 Jesús les contestó: La obra de Dios consiste en que ustedes crean en aquél que él envió.
En el tiempo de Jesús, la conformación social impulsada por el Imperio Romano dejaba una marcada desigualdad entre ricos y pobres. Esto obligaba a muchas personas a mercantilizar sus vidas y soportar una cadena interminable de injusticias. La mayor parte de la gente que sigue a Jesús es de ese segmento empobrecido y explotado; ven en él a un proveedor de alimentos y a un hacedor de milagros, no a quien les está impulsando a confiar en sí mismos y en las posibilidades que tienen de salir adelante si se solidarizan entre ellos. Jesús les hará dos invitaciones importantes: primero, trabajar por lo que realmente importa y no sólo por la obtención de bienes o comodidades, y segundo, trabajar por construir el Reino de Dios, es decir, un mundo más justo donde los bienes de la Creación sean mejor repartidos. Llega a ser discípulo de Jesús quien se deja transformar por la gracia, recibiendo la fortaleza necesaria para asumir el nuevo estilo de vida que propone el evangelio del Reino.
“Hacer posible la acogida de Jesús por los hombres y mujeres de nuestro tiempo; hacer deseable su Evangelio desde los interrogantes, contradicciones y vacíos de la sociedad actual” (J. Pagola).