Primera lectura: Jl 2,12-18:
Rasguen los corazones y no las vestiduras
Salmo: 51:
“Misericordia, Señor: hemos pecado”
Segunda lectura: 2Cor 5,20–6,2:
Reconcíliense con Dios: ahora es tiempo favorable
Evangelio: Mt 6,1-6.16-18:
“Tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará”
Miércoles de Ceniza San Metodio (885) San Cirilo (869)
2 Cuando des limosna no hagas tocar la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que los alabe la gente. Les aseguro que ya han recibido su paga.
3 Cuando tú hagas limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha;
4 de ese modo tu limosna quedará escondida, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.
6 Cuando tú vayas a orar, entra en tu habitación, cierra la puerta y reza a tu Padre a escondidas. Y tu Padre...
16 Cuando ustedes ayunen no pongan cara triste como los hipócritas, que desfiguran la cara para hacer ver a la gente que ayunan. Les aseguro que ya han recibido su paga.
17 Cuando tú ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara,
18 de modo que tu ayuno no lo vean los demás, sino tu Padre, que está escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.
El Miércoles de Ceniza nos pone en sintonía con tres prácticas de la piedad judía: la limosna, la oración y el ayuno. Importante su resignificación en nuestros días para que favorezcan el compromiso cristiano. Propio del camino cuaresmal es ayudar a los creyentes a sopesar el valor sagrado de la vida, de la confianza en Dios, y usar los bienes con moderación. La limosna ha de fomentar el compartir cristiano mediante una economía solidaria y alternativa que contrarreste la acumulación o el abuso de las personas menos favorecidas. La oración nutre ese deseo de vivir una espiritualidad que transforma nuestra jornada y nuestras actividades en oportunidades para amar y servir. El ayuno expresa el deseo de solidarizarnos con quienes pasan hambre o se mal alimentan a fin de construir un mundo con mejores condiciones de vida, en justicia y dignidad. Que estos 40 días transformen nuestra vida y nuestras relaciones en oportunidad de cuidarnos más evitando el consumismo enfermizo y lleguemos a ser personas más comunitarias, ecológicas y solidarias.
“La maldad esta´ ahi´, ma´s alla´ de la actuacio´n de cada uno; todos la absorben del entorno social y religioso como una fuerza sata´nica que los condiciona, los somete y deshumaniza” (J. Pagola).