Primera lectura: Hch 6,1-7:
Eligieron a siete hombres llenos de espíritu
Salmo: 33:
“Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros”
Evangelio: Jn 6,16-21:
Vieron a Jesús caminando sobre el lago
2ª Semana de Pascua San Martín I (655)
17 Subieron a la barca y atravesaron el lago hacia Cafarnaún. Había oscurecido y Jesús no los había alcanzado aún.
18 Soplaba un fuerte viento y el lago se encrespaba.
19 Cuando habían remado unos cinco o seis kilómetros, ven a Jesús que se acercaba al barco caminando sobre el agua, y se asustaron.
20 Él les dice: Yo soy, no teman.
21 Quisieron subirlo a bordo, y enseguida la barca tocó tierra, en el lugar al que se dirigían.
La participación en la Iglesia con todo lo que conlleva de vida común, labor pastoral e incidencia social, suele encontrarse con vientos contrarios y no pocos obstáculos que van generando desánimo. Contemplar el misterio de Jesús muerto y resucitado puede ayudar, en tiempos de desesperanza, a no perder la ilusión en el camino de seguimiento. Uno de los problemas mayores por los que atraviesa la Iglesia latinoamericana es el cansancio y la falta de compromiso de sus miembros, incluidos sus líderes. Seguro que quienes saben de navegación podrán confirmar que, si el viento contrario es muy fuerte, puede llegar a volcar la embarcación; el tiempo que vivimos no es fácil y se necesita no sólo de firmeza espiritual sino de salud integral para enfrentar toda clase de pruebas. Ya hemos visto la necesidad que existe en las comunidades cristianas de apostar por el autocuidado, el cocuidado y el ecocuidado que nos permita preservar ámbitos de vida seguros y saludables. ¿Cómo se puede fortalecer a los desanimados o alejados?
“Jesús Resucitado es el único que puede impulsar a la Iglesia y a sus Comunidades a ir más allá de lo establecido por las tradiciones” (J. Pagola).