Primera lectura: 1Re 2,1-4.10-12:
“Yo emprendo el viaje de todos. ¡Ánimo, Salomón, sé un hombre!”
Salmo: Interleccional 1Cro 29:
“Tú eres Señor del universo”
Evangelio: Mc 6,7-13:
Los envió de dos en dos
4a Semana Ordinario Brígida de Irlanda (525)
8 Les encargó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja,
10 Les decía: Cuando entren en una casa, quédense allí hasta que se marchen.
11 Si en un lugar no los reciben ni los escuchan, salgan de allí y sacudan el polvo de los pies como protesta contra ellos.
12 Se fueron y predicaban que se arrepintieran;
13 expulsaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban.
El envío de los “doce” que aparece en este relato está antecedido de una llamada particular al seguimiento de Jesús que tiene como finalidad primordial vincularlos comunitariamente para “estar con él”. La misión del Reino, aunque parte de una alianza a la que se habrá de responder personalmente, necesita de la experiencia comunitaria. Este envío recoge las características de la misión. El enviado no necesita seguro de vida; solo confiar en la providencia de Dios que lo acompaña. El mensaje debe estar acompañado de un testimonio de pobreza, porque a la predicación no la debe contaminar el afán de lucro, y de la figura simbólica del bastón como apoyo sencillo que fortalece el andar y sirve de soporte, especialmente cuando se torna complejo compartir el amor de Cristo en circunstancias adversas. Pero también de humildad, sabiendo que la misión no es nuestra y que no podremos abusar de la confianza depositada en nosotros. La negativa o rechazo a la Buena Nueva no ha de ser motivo para perder la paz ni la esperanza.
“Jesús llama para poner en marcha un movimiento profético que viva caminando según la lógica del envío” (J. Pagola).