Primera lectura: Génesis 3,9-15:
“Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre su estirpe y la suya”
Salmo: 30:
Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa
Segunda lectura: 2 Corintios 4,13–5,1:
Creemos y por eso hablamos
Evangelio: Marcos 3,20-35:
Satanás no puede subsistir
10º Ordinario San Efrén (373)
21 Sus familiares, que lo oyeron, salieron a sujetarlo, pues decían que estaba fuera de sí.
22 Los letrados que habían bajado de Jerusalén decían: Lleva dentro a Belcebú y expulsa los demonios con el poder del jefe de los demonios.
23 Él los llamó y por medio de comparaciones les explicó: ¿Cómo puede Satanás expulsarse a sí mismo?
24 Un reino dividido internamente no puede sostenerse. 25Una casa dividida internamente tampoco.
26 Si Satanás se levanta contra sí mismo y se divide, no puede mantenerse en pie, antes perece.
27 Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas si primero no lo ata. Sólo así, podrá saquear, luego, la casa.
28 Les aseguro que a los hombres se les pueden perdonar todos los pecados y las blasfemias que pronuncien.
29 Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo jamás tendrá perdón; será culpable para siempre.
30 Jesús dijo esto porque ellos decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
31 Llegaron su madre y sus hermanos, se detuvieron fuera y lo mandaron llamar.
32 La gente estaba sentada en torno a él y le dijeron: Mira, tu madre y tus hermanos y hermanas están fuera y te buscan.
33 Él les respondió: ¿Quién es mi madre y [mis] hermanos?
34 Y mirando a los que estaban sentados en círculo alrededor de él, dijo: Miren, éstos son mi madre y mis hermanos.
35 Porque el que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.
Este relato tiene una estructura concéntrica. Los dos extremos del relato tratan sobre los familiares de Jesús. Los vv. 20-21 refieren a los familiares biológicos que no creen en él y, en el otro extremo, los vv. 31-35 refieren a los familiares espirituales de Jesús, que sí creen en él. El centro de la narración es la confrontación de Jesús con los letrados o escribas, que no creen en él y lo cuestionan por los exorcismos, acusándolo de que lo hace con el poder de Belcebú. Por tanto, el tema común de esta estructura literaria es el rechazo y la incomprensión a la misión de Jesús por parte de personas cercanas a él (familiares) y de personas ajenas (letrados).
El autor nos plantea las posturas que toma una persona respecto a Jesús: o se hace su discípulo y hace la voluntad de Dios sintiéndose familia suya (un término de Alianza) o lo rechaza totalmente hasta convertirse en piedra de tropiezo para la realización de la causa del Reino.
Sobre el rechazo o, más bien, la incomprensión de la misión de Jesús por parte de sus familiares, debemos saber lo fuerte que era apartarse de la familia si no era para honrarla multiplicando su patrimonio y descendencia (todo giraba en torno al varón). No comprenden por qué Jesús renuncia a la estabilidad de un hogar y prefiere vivir como profeta itinerante de un Reino del que no saben nada. La expresión «…el que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» va haciendo ya mención al nuevo tipo de familia o casa que está inaugurando Jesús, con apertura a todo tipo de personas, ya que el tema de la sangre o raza pasa a segundo plano en la Nueva Alianza.
Sobre la discusión con los letrados, Jesús les recuerda que un reino dividido no puede subsistir. Si Jesús expulsa demonios con el poder de Satanás, lo único que consigue es que las muchedumbres que lo siguen sean liberadas y alaben a Dios, cosa que no tiene sentido. Satanás o Belcebú, en el pensamiento religioso de la época de Jesús, es un ser espiritual creado por Dios pero que se ha rebelado e incita a los seres humanos a la idolatría y a todo tipo de pecado.
¿Cuál es el espíritu de familia que se vive en nuestras comunidades? ¿Nuestras comunidades son fraternales o seguimos haciendo diferencias por posición económica o status social? Pidamos no convertirnos en tropiezo para que más personas conozcan lo valioso que es pertenecer a la Familia-Comunidad de Jesús.
“Todos debemos saber que Jesús le da importancia decisiva a una cosa: es necesario hacer la voluntad de Dios” (J. Pagola).