Primera lectura: Os 8,4-7.11.13:
Siembran vientos y cosechan tempestades
Salmo: 115:
Israel confía en el Señor
Evangelio: Mt 9,32-38:
La mies es abundante, los trabajadores pocos
14ª Semana Ordinario Ntra. Sra. de Chiquinquirá San Paulina del C. Agonizante de Jesús (1942)
33 Expulsó al demonio, y el mudo comenzó a hablar. La multitud comentaba asombrada: Nunca se vio tal cosa en Israel.
34 Pero los fariseos decían: Expulsa demonios con el poder del jefe de los demonios.
35 Jesús recorría todas las ciudades y pueblos, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y sanando toda clase de enfermedades y dolencias.
36 Viendo a la multitud, se conmovió por ellos, porque estaban maltratados y abatidos, como ovejas sin pastor.
37 Entonces dijo a los discípulos: La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
38 Rueguen al dueño de los campos que envíe trabajadores para su cosecha.
Jesús ve a la multitud humana como ovejas sin pastor, engañada por mercenarios que aumentan el sufrimiento. Dios se conmueve por esa situación y en su Hijo, Jesús, recorre ciudades y pueblos anunciando el Evangelio del Reino. Estamos invitados a formar parte de esa agenda preciosa que lleva Dios en su corazón y que ha sembrado en la historia. Este anuncio gozoso de Dios está precedido por la curación de un mudo como símbolo de la mudez del mundo que, en su Hijo Jesús, está decidido curar. El texto de Mateo da por supuesto que, en el campo del mundo, ya está sembrada la Palabra de vida. Se nos pide rezar para que crezca el grupo de sembradores y cosechadores del Reino, de Buenas Noticias. «Ustedes son el campo de Dios» (1 Cor 3,9), nos recordará Pablo. Y María nos dará el mejor consejo posible a los que hemos recibido la gracia de ser mensajeros-cosechadores de esa Buena Noticia: “Hagan lo que él les diga” (Jn 2,5).
“Vivir el comunidad es pensar en el otro y en lo mejor para el otro y pensar, juntos, en lo mejor de nosotros para todos los otros” (J. Pagola).
