Diario Bíblico en Español

7 de Abril del 2024

Primera lectura:  Hechos 4,32-35: 
Todos pensaban y sentían lo mismo
Salmo: 118: 
“Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia”
Segunda lectura: 1 Juan 5,1-6: 
Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo
Evangelio: Juan 20,19-31:   
A los ocho días, llegó Jesús

2º de Pascua San Juan Bautista de la Salle (1719)

 
19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos con las puertas bien cerradas, por miedo a los judíos. Llegó Jesús, se colocó en medio y les dice: La paz esté con ustedes.
20 Después de decir esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron al ver al Señor.
21 Jesús repitió: La paz esté con ustedes. Como el Padre me envió, así yo los envío a ustedes.
22 Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: Reciban el Espíritu Santo.
23 A quienes les perdonen los pecados les quedarán perdonados; a quienes se los retengan les quedarán retenidos.
24 Tomás, llamado Mellizo, uno de los Doce, no estaba con ellos cuando vino Jesús.
25 Los otros discípulos le decían: Hemos visto al Señor. Él replicó: Si no veo en sus manos la marca de los clavos, si no meto el dedo en el lugar de los clavos, y la mano por su costado, no creeré.
26 A los ocho días estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa y Tomás con ellos. Se presentó Jesús a pesar de estar las puertas cerradas, se colocó en medio y les dijo: La paz esté con ustedes.
27 Después dice a Tomás: Mira mis manos y toca mis heridas; extiende tu mano y palpa mi costado, en adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe.
28 Le contestó Tomás: Señor mío y Dios mío.
29 Le dice Jesús: Porque me has visto, has creído; felices los que crean sin haber visto.
30 Otras muchas señales hizo Jesús en presencia de sus discípulos, que no están relatadas en este libro.
31 Éstas quedan escritas para que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan vida por medio de él.

 
 
Comentario 

 

Pascua nos regala la oportunidad de valorar nuestra pertenencia a una comunidad cristiana y de reconocer la presencia del Resucitado en la apertura que manifestamos a los demás o en la disposición para la misión más allá del horizonte parroquial o eclesial. Si quisieramos evaluar la disposición pascual, las comunidades deberíamos reconocer en ellas la comunión sincera, la escucha atenta, la libertad de expresión, la corresponsabilidad y la participación activa.
En el libro de los Hechos reconocemos en las primeras comunidades cristianas un estilo de vida alternativo y bastante hogareño. Una experiencia de comunidad que, superando la diversidad de pensamientos y sentimientos, procura fomentar el interés y la ayuda mutua. Fomentan un estilo de vida contracultural sin favoritismos ni privilegios en la que la generosidad y el desapego posibilitan vida digna para todos sus miembros.
En la Primera Carta de Juan, la invitación a amar sin que esto represente una carga es lo que puede confrontar nuestra verdadera experiencia de comunión con Jesús y, éste, Resucitado. Si nos dejamos arrastrar por actitudes egoístas o de indiferencia, podremos reconocer que no estamos dando cabida al Espíritu, es decir, no permitiremos que haya pascua en nuestras vidas.
En esa misma perspectiva la visita de Jesús resucitado a la comunidad apostólica con la insistencia de paz denota que se estaban dejando llevar por el miedo que los encerraba, paralizaba y limitaba. Sin Espíritu no hay misión; sólo lamentos y desesperanza. Y un dato más: no todos en la comunidad creen o llegan a la fe con la misma intensidad o convicción; debemos tener una mirada realista para no idealizar una vida en comunidad y de compromiso cristiano. El Resucitado nos invita a creer para tener vida plena en una realidad que necesita paciencia histórica pero también buenas dosis de valentía y profetismo que despierte inquietud y buena conciencia.
Hoy, en medio de los desequilibrios sociales, económicos y culturales del mundo actual, somos desafiados como creyentes a vivir un estilo de vida alternativo, menos consumista y más solidario, erradicando las actitudes egoístas o violentas que sólo contribuyen a que todo siga igual, que nada cambie y que continúe habiendo personas crucificadas injustamente.
Que el encuentro con la palabra de Dios siga siendo oportunidad para hacer una revisión de vida de manera personal y comunitaria. Oremos por el caminar de nuestras comunidades eclesiales y comprometámonos a crear espacios de fraternidad y sororidad compartidas. No permitamos que el miedo nos paralice o nos robe la esperanza; dejemos que Jesús Resucitado ilumine el camino que hemos de seguir para ser mejores personas, mejores hermanos y hermanas.

“Jesús resucitado por el Padre, se hace presente, nos acompaña y nos alimenta en nuestro trabajo de abrir caminos al proyecto humanizador de Dios” (J. Pagola).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El DIARIO BÍBLICO es un servicio desinteresado y no lucrativo que los Misioneros Claretianos de América hacen a la Nueva Evangelización, para las iglesias locales del Continente y de otras iglesias hispanoparlantes de más allá.

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