Primera lectura: Hch 13,44-52:
Saben que nos dedicamos a los gentiles
Salmo: 98:
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de Dios
Evangelio: Jn 14,7-14:
“Quien me ha visto a mí ha visto al Padre”
4ª Semana de Pascua San Pedro Armengol
8 Le dice Felipe: Señor, enséñanos al Padre y nos basta.
9 Le responde Jesús: Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes ¿y todavía no me conocen? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre: ¿cómo pides que te enseñe al Padre? }
10 ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo les digo no las digo por mi cuenta; el Padre que está en mí es el que hace las obras.
11 Créanme que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí; si no, créanlo por las mismas obras.
12 Les aseguro: quien cree en mí hará las obras que yo hago, e incluso otras mayores, porque yo voy al Padre;
13 y yo haré todo lo que pidan en mi nombre, para que por el Hijo se manifieste la gloria del Padre.
14 Si ustedes piden algo en mi nombre, yo lo haré.
La fe cristiana como experiencia personal y comunitaria nos pone en unión íntima con Jesús y a la vez con Dios Padre. Sin embargo, el pedido de Felipe ―«muéstranos al Padre»― parece evidenciar que no entendieron que Jesús es el rostro visible del Padre y tampoco cuál es la razón por la que está dispuesto a la entrega radical de su vida. Para Jesús ver, conocer, creer y comprometerse son disposiciones que definen la identidad del discípulo. Las acciones liberadoras son posibles y realizables si están impulsadas por el amor que viene de Dios. Hoy puede pasar que nuestra fe esté esperando que sucedan milagros, apariciones o fenómenos mágicos. Por eso es necesario dejar que Jesús nos muestre el camino. Si vamos con él, descubriremos que se hace presente en la cotidianidad de acciones transformadoras que le dan un giro a la vida personal y del entorno. Sabernos portadores del amor y la misericordia de Dios nos llevará a la realización de esas obras aún mayores.
“Quiero una Iglesia de corazón grande en la que cada mañana nos pongamos a trabajar por el reino, sabiendo que Dios ha hecho salir su sol sobre buenos y malos” (J. Pagola).
