Primera lectura: Jer 1,1.4-10:
“Te nombré profeta de los gentiles”
Salmo: 71:
“Mi boca cantará tu auxilio, Señor”
Evangelio: Mt 13,1-9:
Cayó en tierra buena y dio grano
16ª Semana Ordinario Santa Cristina (300) San Charbel Majluf (1898)
2 Se reunió junto a él una gran multitud, así que él subió a una barca y se sentó, mientras la multitud estaba de pie en la orilla.
3 Les explicó muchas cosas con parábolas: Salió un sembrador a sembrar.
4 Al sembrar, unas semillas cayeron junto al camino, vinieron las aves y se las comieron.
5 Otras cayeron en terreno pedregoso con poca tierra. Al faltarles profundidad brotaron enseguida; 6 pero, al salir el sol se marchitaron, y como no tenían raíces se secaron.
7 Otras cayeron entre espinos: crecieron los espinos y las ahogaron.
8 Otras cayeron en tierra fértil y dieron fruto: unas ciento, otras sesenta, otras treinta.
9 El que tenga oídos que escuche.
Durante varios días de este tiempo litúrgico, estaremos compartiendo algunas parábolas de Jesús. Las parábolas son como videos de la propuesta de las Bienaventuranzas, representación de esa agenda discreta que lleva Dios Padre en la historia y que Jesús llamaba Reinado de Dios. La vida y palabras del mismo Jesús son la mejor interpretación de ese Reino. Por medio de parábolas, Jesús nos comunica su experiencia profunda con Dios, mostrándonos cómo actúa en la historia. En esta Parábola del sembrador, vemos a un Dios sembrando sin medida su Palabra. Es un derrochador de “palabras vivas”, esparciéndola en todos los terrenos posibles (del mundo y de la historia). Sólo necesita campos dispuestos a acoger esa Palabra. Nuestro corazón es el terreno más apropiado si nos convertimos en personas que escuchan de verdad y llevan al corazón esa Buena Noticia, como lo hizo María. Primero oyentes y luego mensajeros. Se nos pide que seamos terreno apropiado para acoger su Palabra hasta convertirnos en Palabra viva.
“Jesús no imagina a los suyos como germen de un nuevo Imperio, sino de una familia de hermanos y hermanas” (J. Pagola).