Primera lectura: Deut 26,16-19:
Serás el pueblo santo del Señor
Salmo: 119:
“Dichoso el que camina en la voluntad del Señor”
Evangelio: Mt 5,43-48:
“Sean perfectos como el Padre celestial es perfecto”
1ª Semana de Cuaresma San Modesto de Tréveris (486)
43 Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, oren por sus perseguidores.
45 Así serán hijos de su Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos.
46 Si ustedes aman sólo a quienes los aman, ¿qué premio merecen? También hacen lo mismo los recaudadores de impuestos.
47 Si saludan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? También hacen lo mismo los paganos.
48 Por tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo.
El amor es el imperativo categórico de las comunidades de Jesús. Es la puerta a la misericordia y al conocimiento de Dios. Se trata de un amor no comercial sino que libera y transforma las relaciones con las personas y con toda la Creación. El discípulo de Jesús no debe amar solamente a quienes son cercanos sino incluso a los adversarios o desconocidos, rompiendo todo muro que separa o enfrenta. Amar al enemigo es confiar en la justicia de Dios, renunciar al peso del odio y el resentimiento y trabajar por la sanación de heridas y la reconciliación. La gran novedad del proyecto de Jesús es la comunión de los diferentes en ámbitos donde se aprecie aquello que une y se relativice lo que es motivo de discordia. O nos dejamos seducir por el modelo competitivo del sistema-mundo o nos identificamos con el proyecto del Reino en el que la perfección no es superioridad sino la capacidad de manifestar a Dios en toda su plenitud como lo hizo Jesús.
“Jesu´s no esta´ pensando tanto en la reaccio´n del adversario cuanto en que cada uno venza en si´ mismo la reaccio´n de signo violento” (J. Pagola).