Primera lectura: Hch 12,24–13,5a:
“Apártenme a Bernabé y a Saulo para la tarea”
Salmo: 67:
“Oh Dios, que todos los pueblos te alaben”
Evangelio: Jn 12,44-50:
“Yo he venido al mundo como luz”
4ª Semana de Pascua San Benito Menni (1914) San Fidel de Sigmaringa (1622)
45 y el que me ve, ve al que me envió.
46 Yo soy la luz y he venido al mundo para que quien crea en mí no se quede a oscuras.
47 Al que escucha mis palabras y no las cumple yo no lo juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvarlo.
48 Quien me desprecia y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he dicho lo juzgará el último día.
49 Porque yo no hablé por mi cuenta; el Padre que me envió me encarga lo que debo decir y hablar.
50 Y sé que su encargo es vida eterna. Lo que digo lo digo como me lo ha dicho el Padre.
Creer en Jesús y su proyecto implica dejarnos iluminar por él. Hoy, cuando la sociedad se sumerge pasivamente en la oscuridad causada por el desequilibrio de los ecosistemas, el abandono de estados más naturales de vida, la corrupción, los abusos de los gobiernos, el armamentismo, el narcotráfico, etc., necesitamos una luz que oriente nuestros pasos. Es preocupante que prevalezcan los intereses económicos por encima de la dignidad humana, la salud de los pueblos y la preservación de toda forma de vida en la Tierra. En el evangelio, Jesús invita a las comunidades a dar testimonio de su presencia en el mundo como luz. No seremos testigos de su amor y misericordia si excluimos a alguno de nuestros hermanos o hermanas porque él mismo nos recuerda que no ha venido a juzgar sino a salvar. Hoy los cristianos tenemos que dejarnos iluminar por la vida de las personas empobrecidas, las víctimas de la guerra, las víctimas del cáncer o los migrantes para reconocer que no todo en el sistema-mundo debe ser aplaudido y que necesitamos contribuir al cambio. ¿Cómo contribuir a disipar la oscuridad del mundo?
“Dios no descansará hasta que esa vida que nació de su amor insondable de Padre venza definitivamente a la muerte y aparezca «la nueva creación» en todo su esplendor” (J. Pagola).