Primera lectura: Gén 17,3-9:
“Serás padre de una muchedumbre de pueblos”
Salmo: 105:
El Señor se acuerda de su alianza eternamente
Evangelio: Jn 8,51-59:
“Abrahán, el padre de ustedes, saltaba de gozo pensando ver mi día”
5ª Semana de Cuaresma San Nicolás de Flüe
52 Entonces le dijeron los judíos: Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abrahán murió, lo mismo los profetas, y tú dices que quien cumpla tu palabra no sufrirá jamás la muerte.
53 ¿Por quién te tienes?
54 Contestó Jesús: Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, el mismo que ustedes llaman nuestro Dios,
55 aunque no lo conocen. Yo en cambio lo conozco. Si dijera que no lo conozco, sería mentiroso como ustedes. Pero lo conozco y cumplo su palabra.
56 Abrahán, el padre de ustedes disfrutaba esperando ver mi día: lo vio y se llenó de alegría.
57 Le replicaron los judíos: No has cumplido cincuenta años, ¿y has conocido a Abrahán?
58 Jesús les dijo: Les aseguro, antes de que existiera Abrahán, existo yo.
59 Recogieron piedras para apedrearlo; pero Jesús se escondió y salió del templo.
El Papa Francisco insiste en que hemos de cuidarnos de la ‘mundanidad’ espiritual porque, de manera engañosa, esta nos lleva a creer que estamos muy bien parados frente a Dios practicando los preceptos de nuestro culto y fomenta el fanatismo y el cultivo del ego religioso. Una verdadera espiritualidad, no mundana, favorece no sólo la práctica humilde la religión sino que lleva a cuidar todas las áreas de nuestra vida. Además, invita a estar en salida misionera cuidando a las personas que más necesitan ayuda y también a velar por el planeta como “Casa común”. Una verdadera espiritualidad abre a la comunión con otras espiritualidades y culturas apreciando lo que Dios quiere decirnos desde esas otras verdades y genera siempre alegría en los encuentros como espacios para celebrar la vida, además de convertirse en fuente de consuelo y fortaleza en los momentos de debilidad. Tras este repaso, y habiéndonos confrontado con el antitestimonio de aquellos que se opusieron a la espiritualidad liberadora de Jesús, ¿cómo estimamos estar viviendo nuestro compromiso cristiano y el cuidado de nuestra espiritualidad?
Según una idea muy extendida entre los judíos del siglo I, "el destino que espera al profeta es la incomprensión, el rechazo y la persecución. ¿No le aguardara tambíen a él la misma suerte?” (J. Pagola).