Primera lectura: Jon 3,1-10:
Los ninivitas se convirtieron de su mala vida
Salmo: 51:
“Un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias”
Evangelio: Lc 11,29-32:
“A esta generación no se le dará más signo que el signo de Jonás”
1ª Semana de Cuaresma San Pedro Damián (1072)
30 Como Jonás fue una señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del Hombre para esta generación.
31 El día del juicio la reina del sur se alzará contra esta generación y la condenará; porque ella vino del extremo de la tierra para escuchar el saber de Salomón, y aquí hay alguien mayor que Salomón.
32 El día del juicio los ninivitas se alzarán contra esta generación y la condenarán; porque ellos se arrepintieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien mayor que Jonás.
El ser humano pareciera estar en un dilema a la hora de comprender quién es frente al misterio de Dios. No sabe bien si es un súbdito que le obedece ciegamente o un hijo llamado a manifestarlo en su sabia manera de vivir. El querer, la voluntad, de Dios se traduce en amar lo sagrado de la vida. Entonces comprendemos que no se trata de vivir de cualquier manera sino de descubrir las huellas del Creador en aquello que pensamos, decimos o hacemos. La propuesta comunitaria de Jesús viene a mostrarnos el camino que, sin darnos cuenta, desandamos. El problema surge cuando, ignorando o negando a Dios, hacemos de este mundo un lugar de enfrentamientos y divisiones donde se descuida y maltrata la vida, particularmente la de los más débiles. El camino cuaresmal nos vuelve a poner en fiel sintonía con la voluntad de Dios. ¿Qué te ayudaría a pensar que cumples la voluntad de Dios? ¿A qué te invita el pensamiento de San Agustín: “Ama y haz lo que quieras”?
“Jesu´s era un estorbo y una amenaza. Su empen~o en anunciar un vuelco de la situacio´n y su programa concreto para acoger el reino de Dios y su justicia era un desafi´o al sistema” (J. Pagola).
