Primera lectura: Génesis Is 55,10-11:
“Mi palabra hará mi voluntad”
Salmo: 24:
El Señor libra de sus angustias a los justos
Evangelio: Mateo 6,7-15:
“Ustedes oren así”
1ª Semana de Cuaresma Santos Jacinta y Francisco (1919/1920)
8 No los imiten, pues el Padre de ustedes sabe lo que necesitan antes de que se lo pidan.
9 Ustedes oren así: ¡Padre nuestro que estás en el cielo! Santificado sea tu Nombre,
10 venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo;
11 danos hoy nuestro pan de cada día,
12 perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
13 no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
14 Pues si perdonan a los demás las ofensas, su Padre del cielo los perdonará a ustedes,
15 pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
La Cuaresma, con sus iniciativas, genera mayores oportunidades para la comunión a través de una espiritualidad que siempre nos compromete más con la vida y su cuidado. Jesús enseña a sus discípulos sobre la importancia de saber comunicarnos evitando la palabrería y fomentando la escucha atenta y sincera. El camino sinodal, como espacio de escucha y participación de quienes conforman la comunidad cristiana, invita a fortalecer no solo las relaciones entre sus miembros sino la conciencia de filiación. Uno de los mayores retos de nuestras comunidades se encuentra en reconocer si está o no cumpliendo la voluntad de Dios. Porque una cosa es sabernos bajo su cuidado y otra es dejarnos cuidar según él nos lo pide. Y por eso rezamos «hágase tu voluntad» advirtiendo que, las más de las veces, no discernimos en profundidad su querer para nuestras vidas. Para Jesús orar era confrontarse constantemente con el proyecto de Dios. ¿Cómo evitar que la oración se convierta solo en refugio? ¿Cómo traducirla en un compromiso valiente de transformación?
“Para Jesu´s, Dios no es una teori´a. Es una experiencia que lo transforma y le hace vivir buscando una vida ma´s digna, amable y dichosa para todos” (J. Pagola).