Primera lectura: 1Re 21,17-29:
Has hecho pecar a Israel
Salmo: 51:
“Misericordia, Señor, hemos pecado”
Evangelio: Mt 5,43-48:
Amen a sus enemigos
11ª Semana Ordinario Santa Juliana Falconieri (1341)
44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, oren por sus perseguidores.
45 Así serán hijos de su Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos.
46 Si ustedes aman sólo a quienes los aman, ¿qué premio merecen? También hacen lo mismo los recaudadores de impuestos.
47 Si saludan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? También hacen lo mismo los paganos.
48 Por tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo.
Jesús cita el libro del Levítico (19,18) para recordar que el amor al prójimo está por encima del odio a los enemigos, aunque en realidad no hay ninguna cita directa en el Antiguo Testamento, pero encontramos una alusión en Deuteronomio 23,3-6 y Salmo 137,7-9 en relación con los pueblos enemigos de Israel. Él propone que sus discípulos deben practicar el amor sin reservas, amigos y enemigos, no sólo porque somos capaces de imitar el carácter de Dios, sino porque nos hace bien y le hace bien al mundo que haya un amor menos exclusivo o excluyente. Jesús es ejemplo del amor generoso y gratuito del Padre y nosotros también seremos hijos e hijas suyos si amamos como Él. El amor solo con los amigos es algo meritorio y bueno, lo hace cualquiera que vive en sociedad, pero mostrar gestos de amor y compasión hacia los extraños o, incluso, hacia las personas injustas, eso sólo lo pueden hacer quienes tienen a Dios en su corazón. ¿Nuestras comunidades profesan amor y misericordia sin distinciones?
“Mientras no hayamos arrancado de raíz la violencia de la civilización, Cristo no ha nacido todavía” (J. Pagola).