Primera lectura: Génesis 9,8-15:
El pacto de Dios con Noé salvado del diluvio
Salmo: 24:
“Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad”
Segunda lectura: 1 Pedro 3,18-22:
Actualmente los salva el bautismo
Evangelio: Marcos 1,12-15:
Fue tentado por Satanás, y los ángeles le servían
1o de Cuaresma Santa Bernardita Soubirous (1879)
13 donde pasó cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía con las fieras y los ángeles le servían.
14 Cuando arrestaron a Juan, Jesús se dirigió a Galilea a proclamar la Buena Noticia de Dios.
15 Decía: Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Arrepiéntanse y crean en la Buena Noticia.
En la historia de Israel se puede comprobar el constante restablecimiento del compromiso que el Pueblo rompía una y otra vez con Yahvé. En el relato del Génesis, Dios ratifica su única y permanente alianza con el signo del arco iris no para castigar o matar sino para manifestar su misericordia. De esta manera afirma su compromiso universal como Dios soberano que viene a salvar a todas las creaturas para siempre, recordando que toda vida es importante y no sólo la humana. Aunque aquellos términos de la alianza invitaban a la armonía con toda la Creación, el corazón humano no ha sabido controlar su ego porque continuaba llenándose de engreimiento, creyendo que ocupaba un lugar destacado en su relación con él Y ha llevado a muchos seres humanos al extremo de sentirse “dioses” queriendo suplantarlo o ignorarlo.
A partir de esta tendencia a la “egolatría” es que aparece en el horizonte cristiano la experiencia del bautismo. Según la Carta de Pedro, el bautismo es la experiencia vital de reconocimiento de la vulnerabilidad humana y, además, la experiencia de la renovación de la alianza de un Dios que acompaña a su obra creadora en todos los momentos y circunstancias de la vida.
El evangelio nos traslada al desierto, que se convierte para Jesús en lugar de discernimiento, toma de decisiones, pruebas y tentaciones. Saberse Hijo de Dios no lo exime de experimentar la fragilidad de la condición humana. Los cuarenta días nos recuerdan el tiempo de prueba por el que pasaron Moisés y Elías, teniendo que demostrar no su valentía sino su confianza en Dios. Satanás, el tentador, expone lo que al ser humano lo hace caer una y otra vez en la autosufiencia y el orgullo que le apartan de Dios. Pero Jesús parece tener clara conciencia no sólo su condición humana sino de sus posibilidades en Dios.
En este Primer Domingo de Cuaresma, recibimos tres invitaciones: A abrazar nuestros “desiertos” con la fuerza del Espíritu, de manera que revisemos la autenticidad de nuestro compromiso cristiano y de nuestras opciones misioneras. A dar cumplimiento al tiempo de Dios, sin excusas ni conveniencias, reconociendo con responsabilidad la fuerza del mal y el daño que causa. Y a reconocer oportunamente nuestro arrepentimiento, renovando una vez más la alianza de amor con Dios y encarnando una nueva manera de relacionarnos con nuestro entorno sin superioridad. Que este comienzo de Cuaresma nos permita valorar la presencia providente de Dios en nuestras vidas y nos ayude a vencer las tentaciones. ¿Cómo te encuentra esta Cuaresma? ¿Qué necesitas hacer para no ceder a las tentaciones?
“La vida se deteriora cuando la persona vive sin proyecto ni ideal alguno, desarrollando unas relaciones exclusivamente pragma´ticas y utilitaristas, satisfaciendo de manera incontrolada sus pulsiones, llenando su vida so´lo de cosas” (J. Pagola).