Primera lectura: Hch 25,13-21:
Un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo
Salmo: 103:
El Señor puso en el cielo su trono
Evangelio: Jn 21,15-19:
“Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas”
7ª Semana de Pascua San Pascual Bailón (1592) Santa Julia Salzano (1929)
16 Le pregunta por segunda vez: Simón hijo de Juan, ¿me quieres? Él le responde: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dice: Apacienta mis ovejas.
17 Por tercera vez le pregunta: Simón hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le dijo: Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero. Jesús le dice: Apacienta mis ovejas.
18 Te lo aseguro, cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías; cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te atará y te llevará a donde no quieras.
19 Lo decía indicando con qué muerte había de glorificar a Dios. Después de hablar así, añadió: Sígueme.
En el diálogo de Jesús con Pedro, se refleja la inconstancia de nuestra respuesta y también la confianza que Dios deposita en cada uno de nosotros. A pesar de nuestras infidelidades, Dios nunca cierra la posibilidad de restablecer nuestra comunión con él, con nuestras hermanas y hermanas y con todo lo creado. Ahora bien, tenemos que reconocer que nuestra respuesta es más generosa cuando las cosas nos van bien, pero perdemos fácilmente la ilusión cuando somos tentados o probados. Se hace necesario alimentar la espiritualidad para el camino, principalmente cuando todo es cuesta arriba. Muchos abandonaron a Jesús; el miedo se apoderó de ellos. Por eso Jesús quiere fortalecer el liderazgo de Pedro, para que conforte al rebaño y le devuelva la confianza. Hoy también es necesario alimentar la fe y la mística cristiana no solo con ritos sino con diálogos abiertos, escuchas sinceras y discernimientos espirituales que permitan madurar y robustecer a las comunidades en su seguimiento. Aunque no siempre las cosas saldrán como esperamos, necesitamos demostrar que confiamos más en Dios que en nuestras solas fuerzas o certezas.
“Para colaborar en su proyecto del reino de Dios es necesario … salir a la vida y asumir compromisos a veces arriesgados, confiando en el Padre como él” (J. Pagola).